Una semana con los monstruos de la angustia de Antonio Berni

Una semana con los monstruos de la angustia de Antonio Berni

Luego de haber vivido una semana bastante traumática, llena de incidentes en Jujuy y de chicanas y agresiones verbales que afloran lo peor de la política, nuestro columnista de fin de semana, Carlos Gustavo Motta, pone la lupa y analiza desde el psicoanálisis todo lo acontecido.

Los monstruos de Antonio Berni representan lo excluido. Los que no tienen lugar en una sociedad. La convivencia con lo monstruoso de la realidad nos duele, nos lastima. Son la encarnación del sufrimiento cotidiano. Él los llamaba “esos bichos extraños que hablan de otro mundo”. Un interrogante que se formula es si un psicoanalista es capaz de ocuparse en relación a los hechos sociales. Como posible respuesta surge que el arte es una respuesta a la vida y ser artista es adoptar una de las mayores formas de libertad y no hacer concesiones.

No hay impedimento alguno que un psicoanalista pueda “leer” estos acontecimientos. Por ello el arte nos lleva la delantera. Antonio Berni (1905-1981) expresa su saber-hacer de un modo singular. “Los monstruos de Berni” es una serie de veinte obras del artista plástico argentino, y ejemplo claro de cómo un creador, aprehende para sí, diferentes objetos. Los atrapa. Los transforma. Y aparece un momento clave, inédito, la transfiguración de un lugar común a uno singular y propio.

Su primer contacto con el arte fue como aprendiz en un taller de vitrales de Rosario, lugar donde nació. En 1925 obtuvo una beca para estudiar en Europa. Allí se contactó con el surrealismo y con los argentinos del Grupo de París. Regresó al país en 1930. En 1946 se inauguran los murales de las Galerías Pacífico, que pintó con Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, En 1962 fue premiado en la Bienal de Venecia por sus xilografías de Juanito Laguna. Muchos lo consideran el mayor artista plástico de Argentina. 

Los monstruos de Berni. 

La serie de los monstruos se remonta al período surrealista de Antonio Berni y se encuentran construidos a partir de materiales de deshechos o productos industriales: “Es una especie de Aleph atorrante que no da testimonio de un astrolabio en Alejandría sino de la Miseria” (Miguel Briante “Las razones de una pesadilla” Buenos Aires, 1989). Son productos de nuestra sociedad de consumo que ponen de manifiesto el compromiso político social del artista, que hacía de sus obras una denuncia que apuntaba a la injusticia y a la exclusión.

James Joyce se preguntaba en Estética (1903) por qué los excrementos, los niños y los piojos no son obras de arte. Se respondía que ellos son productos humanos, disposiciones humanas de la materia sensible. El proceso por el que son producidos es natural y artístico; su finalidad no es estética: por lo tanto, no son obras de arte. Los monstruos de Berni representan lo excluido. Lo que no tienen lugar en una sociedad. La convivencia con lo monstruoso de la realidad nos duele, nos lastima. Son la encarnación del sufrimiento cotidiano. Berni los llamaba esos bichos extraños que hablan de otro mundo, hechos como están de la basura de este mundo.

De niños podemos imaginar el monstruo del ropero o el que habita las profundidades por debajo de nuestra cama. Cuando crecemos, nos enfrentamos a los verdaderos monstruos, ya no los que habitan en nuestra fantasía, sino los de la realidad que especialmente hoy, se extiende al poder político-social, que nos somete con arbitrariedades varias, antojos, fracasos. Se ensaña con nosotros y a veces, también nos traga. Estos monstruos y otros tantos, mantienen a raya nuestras elecciones y nuestros deseos.

Los monstruos de Berni.

Los monstruos creados por Berni, son, sin lugar a dudas, personajes de Walt Disney comparados con las figuras políticas que habitan nuestro mundo y con las escenas espantosas de la que hemos sido testigos los últimos días. Desde el Chaco hasta Jujuy y de Jujuy hasta la implosión de un artefacto llamado Titán tripulado por cinco tripulantes que se sumaron a la tragedia del Titanic con el solo objetivo de ver la fatalidad de un naufragio a 4000 metros de profundidad.

Los monstruos son con la exclusión, pero también con el destino trágico y la temática del perjuicio. Freud expresaba que el psicoanálisis era una tarea imposible, como la de educar y gobernar y sí, siempre hubo de parte del psicoanálisis no hacer referencia a los hechos sociales leídos éstos como un Universal. Gobernar – Educar – Psicoanalizar. Tareas imposibles para Freud, recorridas todas con un profundo desacuerdo y que se relacionan con su célebre tesis pulsional.

La pulsión es una tensión con el otro, con otro que nos propone la diferencia por ser otro y que se crea con él una corriente de afecto. En ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis? (1910) Freud afirma que los legos creen que el análisis es un problema de no saber, y que bastaría aclararle al neurótico cuáles son sus determinaciones para que se curara. Si fuera así, cualquiera se curaría leyendo un libro. Y el tema de gobernar se refiere a que el que gobierna va a encarnar un ideal colectivo. Obviamente, todo ideal genera una ilusión. Y el que tiene una ilusión termina desilusionado. 

Antonio Berni

El analista se transforma en un deshecho para su analizante, pero a su vez le permite un saber-hacer. Le facilita desembrollarse de aquellos fantasmas para ubicarlos en una producción subjetiva y a la manera de una posible rectificación. Lo monstruoso es lo limitante. Lo que se encuentra en el borde. Lo que provoca miedo y a la vez, desafío y deseo. Significa lo dejado de lado. Naturaleza contra natura, parafraseando a Michel Foucault. El punto central de esta reflexión es principalmente la exclusión, término que emerge como una de las tantas variables del malestar actual y que nos obliga a explorar las marcas actuales de la subjetividad.

Dentro de estas marcas también se encuentra la posición del psicoanálisis y la de los psicoanalistas, con una pregunta que siempre se hace presente: ¿Cómo avanza el psicoanálisis? ¿Cómo los conceptos de la teoría pueden o deben actualizarse con los fenómenos de la vida cotidiana que nos atraviesan? Esta serie de interrogantes se adaptan a los desafíos de la época que nos ha tocado vivir y que apunta a un psicoanálisis en transformación.

Elaborar es para el psicoanálisis, entre otros conceptos, lo que nos permite no repetir y nos asegura que ese más allá del principio del placer, se dirija a una vida en donde el deseo esté circunscrito a cada uno de nosotros. Ese uno por uno permite aceptar las diferencias.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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