Que el sol de su mirada dirija la tempestad de mi corazón

Que el sol de su mirada dirija la tempestad de mi corazón

La música afecta, conmueve, despierta diferentes estados de la subjetividad. Produce lazos asociativos, conexiones inconscientes entre la melodía y lo singular del sujeto, como el mecanismo encubridor, al estilo del sueño. Carlos Gustavo Mota, desde el psicoanálisis, nos deja su opinión en MDZ.

Il Trovatore es una ópera de Giuseppe Verdi que en estos días pudo verse en el Teatro Colón. Interpretación semi-montada basada en la obra de teatro El trovador de Antonio García Gutierrez, lo excepcional de esta versión (hace 23 años que no se hacía esta puesta) es la participación de la soprano rusa Anna Netrebko conjuntamente con su marido, el tenor Yusif Eyvasov. La dirección musical estuvo a cargo de Giacomo Sagripanti considerado uno de los directores más interesantes de su generación. En el 2016 obtuvo el premio como mejor director joven del año en los Opera Awards en Londres.

Las voces que los acompañaron fueron un excelente marco donde la composición musical de Verdi provocó que quienes tuvimos la suerte de estar allí presentes, se transformara en una noche inolvidable. El título de este artículo se refiere a una de las principales áreas de esta ópera donde los protagonistas, Leonora y Manrico, confiesan su amor. Todos conocemos que la música aplaca las fieras: existe un viejo enigma que interroga cómo la música afecta a las personas. Una terapia basada en la aplicación de la música, puede centrarse en el proceso creativo de comunicación y no en la habilidad del artista. Mostrar una capacidad artística en público, ayuda a superar la timidez, favorece la autocrítica, la autoestima (este concepto que aparece citado continuamente sin tener una orientación clara al respecto).

La música efectivamente estimula al cerebro

La música efectivamente estimula al cerebro y activa redes sensoriales lo que puede modificar el estado de ánimo físico y emocional estabilizando momentos de depresión y ansiedad puesto que provoca efectos fisiológicos al liberar sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo como la dopamina y la disminución de la frecuencia cardíaca. En su ensayo Moisés y la religión del monoteísmo (1938), Freud confiesa que una obra de arte lo atrae con más fuerza que sus propiedades formales y técnicas y se declara con una falta de comprensión adecuada de muchos de los métodos y efectos del arte en sí.

Este modo de pensar dio forma a la relación de Freud con la música y puso énfasis en mostrarse ignorante en materia musical, admitiendo que no tenía oído! pero incluso dejando cierto entendimiento para algunos psicoanalistas, que el psicoanálisis se mostraba indiferente a las expresiones estéticas y/o sociales. En Interpretación de los sueños (1900) comenta el primer acto de Las bodas de Fígaro poniendo a prueba el no reconocimiento de la melodía. Su hija Anna Freud lo confirmó cuando dijo que su padre no asistía a los conciertos, pero disfrutaba de algunas óperas principalmente Don Giovanni; Las bodas e Fígaro, La flauta mágica, Carmen de Bizet y Los maestros cantores de Wagner.

Il Trovatore es una ópera de Giuseppe Verdi.

De todos modos, Freud las conocía lo suficientemente bien como para citarlas al servicio de sus fines. Uno de sus biógrafos, Peter Gay, afirma que en distintas oportunidades se refirió al aria de Fígaro “Se voul ballare, Signor Contino” (si quisiera bailar Señor Contino) a la declaración de Sarastro a la princesa Pamina; en La flauta mágica, en el sentido de que él no podía obligarla a amarlo; a Leporello enumerándole a Donna Elvira el catálogo de las conquistas de Don Giovanni. El atractivo que ejercía la ópera no era alguien con poca sensibilidad musical como dicen que Freud tenía.

La ópera es música con palabras, canto fundido con acciones de carácter narrativo que trata sobre problemas psicológicos que ocuparon a Freud a lo largo de su vida académica: el amor, el odio, la codicia, la traición, la política, el poder, la rivalidad entre hermanos.  Así se describen perturbadores conflictos morales, siempre actuales, con resoluciones donde el combate del bien y del mal se hayan presente. Más allá de esto, la ópera resulta un espectáculo y Freud siempre fue un investigador sensible a las impresiones visuales: miraba a sus pacientes con tanta intensidad como los escuchaba.

La teoría musical así como los estudios de las dinámicas internas del aparato psíquico y sus mecanismos singulares tienen mucho más que ofrecerse en común y no pensar que ambas cuestiones se oponen entre sí. De las óperas escuchadas por Freud y aplicadas al psicoanálisis (el título me pertenece) ellas reflejan el triunfo de la virtud sobre los vicios terrenales; las transfiguraciones de lugares comunes que brindan desenlaces procurando placer a los melómanos más exquisitos pero, sobre todo, proporcionan información sobre las luchas constantes que ayer como hoy mismo (y quizás más en este momento en Argentina) desgarran las mentes de hombres y mujeres.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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