Los trastornos con tics

Los trastornos con tics

Los tics son movimientos o vocalizaciones involuntarias, repentinos, rápidos, recurrentes, arrítmicos y estereotipados. Los tics motores o vocales se dividen en simples y complejos.

Los tics simples son los que se componen de repeticiones repetitivas y rápidas de grupos musculares similares (por ejemplo, guiñar los ojos, estirar el cuello, encoger los hombros o hacer gestos faciales). Los tics vocales simples más frecuentes son toser, aclararse la garganta, gruñir, inhalar y carraspear. Si persisten suelen ser frustrantes e interferir en la vida diaria, sobre todo si la persona tiene más de un tic. Pueden deberse a alteraciones en zonas cerebrales que controlan el movimiento y es posible que exista alguna predisposición genética.

Puede provocarlos tomar drogas como las anfetaminas o la cocaína, ciertas dolencias médicas como parálisis cerebral y la enfermedad de Huntington o trastornos psicológicos como el déficit atencional o trastornos obsesivos compulsivos. Georges Gilles de la Tourette fue el primero en diagnosticar el trastorno que después llevaría su nombre en 1885 cuando estudiaba con Charcot en Francia. Describió un síndrome observado en varios pacientes que consistían en múltiples tics motores.

La prevalencia del trastorno de la Tourette se estima entre 4 y 5 casos cada 10000 personas. El debut del comportamiento motor suele producirse hacia los 7 años: los tics vocales surgen hacia los 11 años. El trastorno de la Tourette afecta a los niños con una frecuencia tres veces mayor que a las niñas. La mayoría de las personas en edad adulta, experimentan una sensación incómoda y rara antes del tic. Suelen describirlo como un aumento de tensión que solo puede aliviar el tic. Algunas personas consiguen reprimir el tic durante algún tiempo, hasta que el impulso es demasiado fuerte lo que puede acabar provocando un tic más severo.

El debut del comportamiento motor suele producirse hacia los 7 años: los tics vocales surgen hacia los 11 años.

Muchos tics tienen un componente agresivo que puede acarrear consecuencias sociales. Deben diferenciarse de otros trastornos de movimiento de enfermedades neurológicas como la enfermedad de Huntington o Parkinson. También deben diferenciarse de trastornos por temblores, manierismos y movimientos estereotipados como por ejemplo, golpes en la cabeza o balanceo corporal.

Si no se trata, el trastorno de la Tourette es, normalmente, una enfermedad crónica con relativas mejorías y recaídas. Los síntomas iniciales pueden mejorar, mantenerse o empeorar, o sustituirse por otros nuevos. Las personas afectadas, tanto en niños como en adultos, suelen tener problemas emocionales.

En niños con este trastorno establecen relaciones satisfactorias con sus compañeros y su nivel de autoestima es el adecuado, así como su rendimiento escolar. A veces no necesitan tratamiento y pueden ser controlados por pediatras. En niños, al principio no es posible determinar si los tics desaparecerán espontáneamente, evolucionarán o se harán crónicos. El hecho de prestarles demasiada atención puede favorecer su empeoramiento, de modo que se suele recomendar a la familia que, en principio, trate de ignorarlos en lo posible.

Pero los tics a veces son tan intensos que provocan deterioro o se acompañan de crisis emocionales por lo que se recomienda realizar examen neurológico, pediátrico y psicológico de modo completo y simultáneo. El tratamiento depende de los exámenes y resultados. No se recomienda el tratamiento psicofarmacológico si los síntomas nos son incapacitantes. Los profesionales de la salud acuerdan que los tratamientos psicológicos aplicados a la infancia que apunten a cambiar hábitos y verificar la dinámica
familiar, son efectivas para el tratamiento de los trastornos transitorios con tics. En el mundo de los adultos, la cosa cambia y el tic ya incorporado nos viene a relatar la historia del sujeto. Se verá en cada caso.

De todos modos, resulta indudable que para niños o adultos, el tratamiento psicoterapéutico tiene un carácter indispensable y asegura resultados eficaces.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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