Los cinco hábitos (y algunos más) para vivir más y mejor

Los cinco hábitos (y algunos más) para vivir más y mejor

La mayoría de la gente quiere vivir una vida larga y feliz, o al menos evitar una corta y miserable.

Al cumplir 80 años, un reconocido psicoanalista argentino, escribió a modo de agradecimiento por los numerosos mensajes que recibió por ese motivo, palabras atribuidas a Plinio el Viejo: “Lo mejor que la naturaleza ha dado al hombre es la brevedad de su vida”. Temporalidad que la ciencia pone en cuestión, supuestamente para brindar claves para vivir más y mejor. Desde 1900, la esperanza de vida de la especie humana se ha duplicado, pero el éxito de conseguir longevidad, se encuentra confrontado en relación directa con las enfermedades crónicas y degenerativas.

No pasa un solo día en que todos los portales o redes sociales, hablen de llevar a cabo una vida saludable donde obviamente se incluye el período humano de la vejez. Para el paleontólogo Juan Luis Arsuaga hay pocos discursos más irritantes que quienes prometen vivir más tiempo. Afirma que estamos lejos de poder ralentizar ese reloj natural. Arsuaga es determinante: “Es un mito
que el hombre de Altamira no pasaría de la treintena. Se hallaron esqueletos de ancianos en yacimientos prehistóricos”. Confiesa que le hace gracia que una persona que se la pasa sentado, no hace ejercicio y come demasiado, esté convencido que un prehistórico que se alimentaba bien, comía carnes magras y se movía constantemente estaría peor de salud.

Desde 1900, la esperanza de vida de la especie humana se ha duplicado.

Los que estamos mal somos nosotros, puesto que ellos iban al gimnasio todos los días

La vejez resulta un producto de la cultura. Hace tan solo una generación, muchos de nuestros conocidos podrían haber terminado discapacitados o invidentes porque hoy existe la operación de reemplazo de cadera y de las cataratas. Igual no hubiesen muerto de ninguna de las dos cosas. Las cifras en relación a la cantidad de años han mejorado gracias a los avances de la medicina, la alimentación e, increíblemente (aunque parezca mentira), a la disminución de los conflictos bélicos.

En Buenas prácticas para mayores (Galerna, 2023) su autor, Eduardo Favier Dubois, asegura que nuestra sociedad discrimina y hasta rechaza a las personas mayores, que sufren una crisis de identidad debido al deterioro del cuerpo y la pérdida de vínculos sociales, entre otros factores. Esto genera diversas reacciones que oscilan entre la negación, el aislamiento y la desorientación.

Propone utilizar la denominación de longevidad activa, puesto que el significante longevidad resulta mayormente positivo que envejecimiento. Este concepto centra el foco en el empoderamiento de los adultos mayores en una clara muestra de participación en las áreas sociales, financieras, culturales y cívicas pero fundamentalmente en el diálogo y la integración con las demás
generaciones.

De acuerdo con Pacho O’Donnell en su último ensayo que recomiendo La nueva vejez ¿La mejor edad de nuestras vidas? (Sudamericana, 2023) la comunidad psicoanalítica no habría sido ajena al “viejismo” (término que ofrece una versión oscura de la ancianidad) recuerda una recomendación realizada por Sigmund Freud a la edad de 48 años, de no tomar en tratamiento personas cercanas a los 50 años porque decía que a partir de esa edad se acumulan demasiadas capas de representaciones psíquicas difícil de poder establecer asociaciones y de remover, recomendación que tuvo una gran influencia en analistas de generaciones pasadas.

O’Donnell que además de médico psicoanalista es un estudioso de la historia argentina, refiere la edad adulta de José de San Martín. Considerado uno de los mayores estrategas de la historia militar a la altura del chino Sun Tzú, su Campaña de los Andes no tiene comparación con ninguna otra en el mundo, superando a las de Napoleón Bonaparte y Aníbal en los Alpes.

En su destierro en Francia, San Martín llevó una vida intensamente cultural: tomó lecciones de guitarra y de artes plásticas. Se dedicó al dibujo y a la producción de acuarelas y dos de sus obras, que ilustran paisajes del Paraná, descansarían en el depósito del Museo del Louvre. También en esa época y en Francia, su amigo Tomás Guido le escribe acerca de cómo haría para sobrevivir, ya que sus enemigos (¡!) de Buenos Aires NO le pagaban la pensión que le correspondía como general de la Nación Argentina. 

Respondió que se las arreglaría pintando abanicos y cerámicas. La fantasía de segregación o de estar en la miseria financiera y afectiva provocan en el adulto mayor uno de los mayores derrumbes emocionales. No es sólo el prejuicio de la gente hacia el adulto mayor sino la autodiscriminación que se sufre en un momento de vulnerabilidad, sobre todo, cuando la mayor parte de las veces, el cuerpo no acompaña o resulta el depositario de nuestra desidia hacia él en nuestros momentos de juventud o de adultos, siempre ocupados en otra cosa donde el cuidado del cuerpo a veces, directamente se lo excluye. 

La edad de nuestras arterias es directamente proporcional a la cantidad de los proyectos que podamos sostener con otros.
Foto: MDZ

De todo lo leído y lo investigado, cinco hábitos pueden alargar la esperanza de vida entre 12 y 14 años más:

  1. Comer bien
  2. Hacer ejercicio
  3. Mantenerse en peso
  4. No fumar
  5. No beber

Y dos que no se lo tienen en cuenta en las listas: el amor y no perder el lazo social. Después de todo, la edad de nuestras arterias es directamente proporcional a la cantidad de los proyectos que podamos sostener con otros. Estos hábitos resultan poderosos circuitos para que nuestro cuerpo tolere el aumento de las tensiones de cada día.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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