La oxidación de las instituciones y el juego de dados

La oxidación de las instituciones y el juego de dados

Las civilizaciones antiguas creían que sus dioses controlaban el resultado de los lanzamientos de dados, de modo que se recurría a ellos para tomar decisiones cruciales.

Lo político y lo social. Dos áreas que la psicología, hoy más que nunca, interactúa con las personas. Con variables que impactan en el destino de cualquier país atravesado por numerosas dificultades que provocan estados de ansiedad generalizada en la población y que el personal de la salud en general, recibe cotidianamente. Las dificultades mencionadas se relacionan con la incertidumbre y el miedo que resultan determinantes para el actual malestar.

Óxido. Historia de la corrupción en Argentina 1580-2023 es el reciente libro escrito por Jorge Lanata (Ed. Sudamericana). Con investigación y bibliografía de Juana Bugallo y Camila Grigera Naón, la publicación, que recomiendo, es una selección de hechos de corrupción en Argentina. La idea de “óxido” fue corroyendo nuestras tuberías por así decirlo, y se fue perfeccionando a lo largo del tiempo en función de alojarse y resguardarse en la trama de la impunidad. Poderoso ingrediente que eleva el desasosiego social. En la publicación del periodista se citan dos teorías psicológicas que impactan en el terreno de la corrupción y parecen constituir su gérmen.. Una es la disonancia cognitiva y la otra es el sesgo de la confirmación.

Óxido. Historia de la corrupción en Argentina 1580-2023 es el reciente libro escrito por Jorge Lanata.

En la disonancia cognitiva, concepto formulado en 1957 por el psicólogo americano Leon Festinger, se refiere que la tensión o disarmonía reinante, presenta dos pensamientos en conflicto o un comportamiento que entra en conflicto con nuestras ideas. El ejemplo que Festinger brinda es el de la fábula de Esopo La zorra y las uvas: cuando la zorra no logra alcanzar las uvas, decide que ya no las quiere. El sesgo de confirmación es una distorsión del pensamiento que representa la tendencia automática a buscar información que confirme las convicciones que tenemos. El psicólogo Ramón Nogueras afirma sobre este tema que este sesgo es la solución a la disonancia cognitiva y es lo que importa cuando explicamos por qué creemos en basura y por qué decidimos creer aunque nos demuestren que no es verdad. 

Otro psicólogo citado en Óxido es Raymond Nickerson que llama al sesgo de confirmación “efecto de primacía”. Con este término se entiende la situación que se presenta cuando un individuo formula una conclusión sobre un tema determinado, basado en conocimientos o creencias previas. Las redes sociales llevaron este fenómeno hasta la exasperación. Lo que comenzó como un servicio, es decir, acercar temas de interés propio marcados por el historial de cada uno, terminó siendo un monólogo dentro de un ascensor.

Monólogo que significa la pérdida de sorpresa, de encontrar, disentir, responder emocionalmente a un contenido. Sólo nos llega aquello con lo que estamos de acuerdo. Frente a estas teorías, los argentinos nos debatimos con la idea de una probabilidad que se relaciona con un ballotage y un resultado. En matemáticas se puede imaginar un mundo sin números aleatorios ¿Cómo es esto? En la década de 1940, la generación estadística de números aleatorios resultaba decisiva para que los científicos pudieran simular explosiones termonucleares. Hoy, las redes informáticas, se sirven de números aleatorios para dirigir el tráfico de Internet y evitar que se colapse. Los encargados de elaborar encuestas políticas se sirven de números aleatorios para seleccionar muestras no sesgadas de votadores potenciales. 

Durante siglos, los dados se han utilizado para enseñar probabilidad. Si se lanza un dado con n cantidad de caras una sola vez, la probabilidad de obtener cada uno de los resultados, es 1 en relación a n. Si se utilizan dos dados a la vez, la probabilidad de obtener una suma se calcula determinando el número de formas posibles de alcanzar esa suma dividiéndola por el número total de combinaciones. Por eso es más probable obtener 7 como suma que 2. Los dados fueron uno de los primeros métodos de producción de números aleatorios. 

Los dados más antiguos que se conocen aparecieron en una excavación en la legendaria Ciudad Quemada, en el sudeste de Irán: al parecer, formaban parte de un juego de tablero (el Senet, antecesor del actual Backgammon). La metáfora de un dios que controla los dados continúa vigente, como lo demuestra la cita de Stephen Hawking: “Dios no sólo juega a los dados, sino que a veces nos confunde lanzándolos en lugares en los que no podemos verlos”. Rudolf Carnap, filósofo y físico alemán, afirmaba que el sentido psicológico en que puede ser usado el vocablo probabilidad, como concepto de grado de creencia efectiva (a diferencia de la creencia racional) es importante para la teoría del comportamiento humano en todos los órdenes pero no puede servir de base para la lógica inductiva o el cálculo de probabilidades en tanto que éste constituye un instrumento de la ciencia. Por eso, estimados lectores, sólo resta esperar y mientras tanto, con los dados, podemos continuar jugando la generala entre amigos.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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