Necesitamos un coro de voces: lo inconsciente político

Necesitamos un coro de voces: lo inconsciente político

Debemos liberarnos de las tendencias que las alimentan, ceder en lo más profundo de uno mismo, intentando abolir los blancos del sufrimiento que el yo se las ingenia para construir.

“No alcanza lo que diga la ciencia ni la religión, ni la magia. No alcanza lo que diga un sabio, un escritor o un filósofo. Necesitamos un coro de voces. Todas las voces en un solo canto. Textos enhebrados, escritos por tantos que pierden la autoría individual para fundirse en lo colectivo”. Son palabras de Claudia Piñeiro de su última publicación Escribir un silencio (2023, Alfaguara). Lo colectivo, lo social. Aquello que Freud anticipaba en psicología de las masas y análisis del Yo; que Jacques Lacan aventuraba en sus clases dictadas que constituyen el Seminario XIV La lógica del fantasma; lo que Jacques-Alain Miller explica en relación al concepto de inconsciente político.

Lacan afirma: “Si Freud ha escrito en alguna parte que la anatomía es el destino, habrá quizás un momento en que se volverá a una sana percepción de lo que Freud ha descubierto, se dirá, no digo la política es el inconsciente, simplemente: el inconsciente es la política” (La lógica del fantasma, clase del 10 de mayo 1967). Estamos de acuerdo en objetivar los hechos culturales y deslindar el paso de la ideología por la cultura. La teoría del inconsciente político debe enfrentar sus instrumentos para establecer un campo de discusiones que no sea excluyente, sino dialécticamente progresivo, en el sentido de producir un conocimiento adecuado a la explicación de los cambios y transformaciones de la realidad social. Los pueblos no se suicidan ni tampoco jugamos a la ruleta rusa, como se ha dicho en estos días que vivimos. 

Para Freud, un trauma es el efecto de una experiencia cuya intensidad no puede ser medida por mecanismos habituales de respuesta del sujeto. Una experiencia traumática entraña terror porque designa un peligro que es a la vez impredecible y está fuera del control de las personas. La repetición es un mecanismo psíquico que resulta una reacción común al trauma: al repetir algún fragmento de la situación traumática, paradojalmente se la trata de dominar. La repetición no es la reproducción exacta de un acontecimiento sino que se la actúa de modo diferente con un decir posterior: “es otra situación, pero volvió a pasar lo mismo”. La llave que neutraliza la repetición es la elaboración de ese exceso que puede ser recordado. 

La teoría del inconsciente político debe enfrentar sus instrumentos para establecer un campo de discusiones que no sea excluyente. Foto: MDZ.

La noción de acontecimiento indica algo que se ofrece a la experiencia pero que también se resiste a ser completamente comprendido y apropiado. Un acontecimiento nos expone a una situación en la que somos incapaces de apropiarnos completamente de lo que sucede. Total impredecibililidad es un rasgo de los acontecimientos pues si algo no puede ser predicho tampoco puede ser completamente explicado. Hablando en términos políticos, mientras más resbaloso sean los conceptos, más fácil es apropiárselos de modo oportunista. Todos los sectores sociales de una nación son responsables para facilitar este tornar la página y dejar de ser un obstáculo para ello. Responsabilidad urgente puesto que se dirige a la necesidad de actuar con responsabilidad por parte de líderes políticos como del sistema global de información. 

Todas las emociones conflictivas que estamos viviendo en este tiempo, hacen en nuestro pecho, nudos que se resisten de modo obstinado a ser dejados de lado. En cuanto creemos haberlo conseguido, resurgen con más fuerza. Fortalecidos con miedos inconducentes, estas pesadillas emocionales, se resisten a aceptar tregua alguna y cualquier tentativa de acabar con estos argumentos parece estar condenada al fracaso. Mientras se producen estos conflictos, nuestro mundo se fragmenta en una
multitud de contrarios que no solo engendran adversidad, opresión o más miedo sino una angustia de carácter generalizada. Por favor! Tratemos de conseguir un alto el fuego. 

Como afirman los sabios, firmemos la paz con las emociones. No sólo  necesitamos un coro de voces, sino saber escucharlas, discriminarlas y ubicar a cada una en su tono justo, para lograr o intentar al menos, la armonía de cada día.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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