El cerebro se encuentra ubicado en la parte superior y anterior de la cavidad craneal y aparece en todos los seres vertebrados. En los seres humanos, pesa entre 1,3 y 1,6 kilos.
Cuidamos nuestro cuerpo. La forma de alimentarnos. Distintas vitaminas aplicadas y dirigidas a todo nuestro organismo. Y nos olvidamos de él. Nuestro cerebro continúa siendo un continente poco explorado. Comprendemos mucho pero sabemos muy poco. Existen terapias que se focalizan en sus circuitos neuronales, pero escasamente conocemos por qué sentimos lo que sentimos cuando las cosas no nos salen bien como lo habíamos pensado.
Las enfermedades neurocognitivas (como por ejemplo el Alzheimer) son los obstáculos que cualquiera que se ocupa de la salud mental, debe enfrentarse. Normalmente se diagnostica en una fase más tardía de la vida y las personas centenarias la desarrollan más tarde.
Cuanto más retrasemos los síntomas de la demencia, más probabilidades tendremos de vivir más tiempo y mejor. Sin embargo, hasta que la ciencia encuentre tratamientos eficaces, la prevención es una opción verdadera. Por lo tanto, podemos adoptar un enfoque precoz pero también integral para prevenir todas las formas de enfermedades neurovegativas.
Quien va a la cabeza de estos estudios, es el médico Peter Attia. Graduado en la Facultad de Medicina de Stanford, su formación en cirugía general tuvo lugar en el Hospital John Hopkins. Hoy se dedica plenamente a su fundación Early Medical, donde el principal objetivo es prolongar la esperanza de vida y mejorar simultáneamente la salud. Su publicación Outlive: la ciencia y arte de la longevidad, (2023, Gaia) es un ensayo que aún no ha llegado a Argentina.
Dentro de los capítulos de este libro, se enfatiza el cuidado del cerebro que los basa en los siguientes principios
- Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Es decir, la salud vascular es fundamental para la salud cerebral.
- Lo que es bueno para el hígado y el páncreas es bueno para el cerebro. La salud metabólica es vital para la salud cerebral.
- El tiempo es clave. Hay que pensar que la prevención precoz resulta eficaz. Cuánto mayor sea el riesgo genético, más hay que trabajar y antes hay que empezar.
- La herramienta más eficaz para prevenir el deterioro cognitivo es el ejercicio que parece actuar de varios modos (tanto vascular como metabólicamente) para preservar la salud cerebral.
Recientes estudios proporcionan una guía para la nutrición cerebral sana que puede reducir riesgos. Debemos tener presente lo siguiente.
- Los carbohidratos complejos y los cereales, protegen al cerebro.
- Imaginar comidas poco saludables satisfacen la necesidad de comerlas realmente.
- Comer pescado dos veces a la semana para que el organismo disponga de la grasa omega-3 necesaria para proteger la salud mental.
- Equilibra el estado de ánimo. Intentemos aplicar el humor (sin caer en los excesos de parecer tontos o tomarnos todo a la ligera).
- Frutas y verduras resultan saludable para tu cerebro.
- Eliminar el alcohol y el cigarrillo.
Foto: MDZ.
Se habla del envejecimiento y no de la longevidad saludable
La realidad es que la vejez resulta muy dura para nuestro cuerpo. Como decía Ernest Hemingway, este proceso se produce de dos maneras: gradualmente y de repente. El golpe efectivo (el golpe de la grulla en Karate Kid –la recuerdan?-) es el ejercicio físico en todas sus modalidades y es la herramienta eficaz para reducir riesgos en todos los ámbitos. Ralentiza el deterioro, no solo físico, sino la salud cognitiva y emocional, pilares para la longevidad saludable.
El ejercicio es un potente “fármaco”. Requiere mucho trabajo, constancia y conocimiento. No obstante, cuanto más esfuerzo esté dispuesto a realizar ahora mismo, más beneficios obtendrá en su futuro.
No se va a arrepentir.
*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz