Entre el vacío y la esperanza

Entre el vacío y la esperanza

Las exigencias de la vida por la que todos los argentinos estamos atravesando, nos obliga a enfocar sobre aspectos concretos.

El vacío orienta una búsqueda: el exterior y el interior se encuentran conectados. No se puede (o resulta muy difícil) mantener el equilibrio corporal sobre una pierna cerrando los ojos. El problema conduce al equilibrio que necesitamos. Lo que equilibra la inquietud es la atención simultánea que no se centra en pequeños objetos sino que aspira a intuir la totalidad del mundo. “Dejar al mundo atrás” (Netflix, 2023), logra el objetivo de someter al espectador a la perplejidad y misterio de lo que sucede y por otro lado, a una reflexión sobre lo que puede suceder a escasos minutos del mañana.

Este filme de carácter apocalíptico, construye metáfora donde lo incierto, lo que desconcierta, lo que puede surgir de un momento a otro bajo la vía de lo traumático, se vive con intensidad y desesperación. Los consultorios que se dedican de modo privado a los tratamientos psicoterapéuticos han vivido, a lo largo de esta semana, momentos similares de interrupción de tratamientos puesto que los aumentos de cada día atentan directamente con aquél presupuesto que uno dedica a la propia salud.

Más allá de la resistencia esperada que siempre proviene del Yo del paciente o del analizante, para algunos resulta el momento ideal para decirse asimismo “ya está, hasta aquí llegué” o (lo más terrible) “ahora no es el momento”. No podemos dejar de tener en cuenta lo que el propio Sigmund Freud habla del dinero (Sobre la iniciación del tratamiento, 1913): “El analista no pone en entredicho que el dinero haya de considerarse en primer término como un medio y de obtención del poder pero asevera que en la estima de dinero coparticipan poderosos factores sexuales. Y puede declarar, por eso, que el hombre de cultura trata los asuntos de dinero de idéntica manera que las cosas sexuales, con igual duplicidad, mojigatería e hipocresía”.

Sigmund Freud.

Aclaro que las cosas sexuales que menciona Freud no se trata de la genitalidad sino de la posición de uno con respecto a otro y de la tensión que eso provoca. Eso es sexual. También en estos días hemos encontrado resonar la palabra esperanza. Frente al esfuerzo diario, se solicita esperanza concepto que ha sido definido como la perspectiva de adquisición de un bien con probabilidad de alcanzarlo o como un placer experimentado ante la idea de un probable futuro goce de algo que puede producir deleite, la esperanza desde este punto de vista, nos dirige a la temporalidad de la espera y de la expectativa.

Prosiguiendo con la película “Dejar un mundo atrás”, el pesimismo juega en cada capítulo, modo que el director Sam Esmail, decide narrar la novela del mismo nombre de Rumann Alam. Los adultos (Julia Roberts, Ehan Hawke, Kevin Bacon, G.H.Scott –elencaso si lo hay-) se debaten entre sí sin encontrar soluciones; los adolescentes como siempre en las suyas y la más niña es quien resulta la protagonista principal a partir de la lectura de los sucesos que ella realiza por presión de sus propias obsesiones. Aquí también, la esperanza está señalada y ubicada claramente en las mentes suspicaces que pueden ver donde otros se encuentran enceguecidos y aturdidos por los acontecimientos.

La esperanza desde este punto de vista, nos dirige a la temporalidad de la espera y de la expectativa. Foto: MDZ.

Hablar de esperanza es hablar de trascendencia. No es meramente un esperar que algo tenga lugar o resignarse a un “todavía no” sino que puede resultar un esperar fundado en una abertura tanto del que espera como de lo esperado. La esperanza también es trascendencia que tiene un carácter personal que no tiene que ver con un tener. Es prácticamente una disponibilidad íntima que se compromete con una experiencia que intenta cumplir un acto por el cual se afirma la vida.

Vivir en un estado de alerta permanente es ejercitar una espera defensiva contra uno mismo. La esperanza debe dar lugar a la pregunta y dirigir la misma a un proyecto personal que tenga lugar en la comunidad porque un proyecto aislado resulta dejar de lado la esperanza. Lo genuino es que nuestro proyecto sea con otros porque el individualismo económico no da lugar a las personas.

La esperanza no sólo puede albergar la libertad sino que todos podamos encontrar un momento de felicidad juntos puesto que de compartir se trata y que definimos como solidaridad que es el valor caracterizado por la colaboración mutua entre las personas que permite superar lo más trágico que la humanidad tiene, desde las guerras, las pestes, las debacles económicas o las enfermedades.

Ah! La película. Es buena. Veála. Después me cuenta.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.
Publicado en mdz

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