Entrevista a Carlos Gustavo Motta

por Emilia Cueto

Psicoanálisis, cine y arte se van alternando, interrelacionando, produciendo, en esta entrevista al psicoanalista y cineasta Carlos Gustavo Motta. Sus respuestas reflejan la visión del entrevistado sobre las marcas y huellas de la época actual en el sujeto, la influencia del psicoanálisis en el cine y la importancia que cobra este último para los analistas “a la hora de alimentar la técnica analítica”. También relatará sus experiencias y estudios en torno al HIV, los prejuicios subyacentes y las controversias suscitadas respecto al abordaje psicoanalítico del SIDA. La perspectiva de Motta, coloca en el centro al sujeto y abre líneas de pensamiento.

– Tanto desde el psicoanálisis como desde el cine, otra de sus pasiones, está muy presente en su obra la importancia que le otorga a la incidencia en el sujeto de los avatares de la era actual. Marcas de la época, huellas en el sujeto es el título de uno de sus ensayos,¿Cuáles son, a su criterio las huellas de esta época?

Cuando escribí el libro Marcas de la época, huellas en el sujeto, corría el año 2000. En aquél momento se hablaba de los llamados síntomas sociales. Ya había escuchado esta denominación en el año 1998 en el Congreso Internacional del Campo Freudiano que se había realizado en aquella oportunidad en la ciudad de Barcelona. En Existía una época de malestar generalizado producto de imaginarizar el comienzo del año 2000. Cuando finalmente llegó ese año, no ocurrió nada, sin embargo, el momento de quiebre es el 11 de septiembre de 2001 con el atentado al World Trade Center. Se produjo un antes y después: el cambio de siglo había arribado y tuvimos la oportunidad de ser testigos, con la misma connotación que refleja Jacques Derrida, es decir, dar testimonio de lo ocurrido. Pero asimismo creo que eso produjo una fascinación por la imagen con las consecuencias que hoy vivimos. Ese ataque fue transmitido casi en directo y en todo el mundo: capturó nuestra atención e inmediatamente marcó la huella del siglo XXI. La imagen comenzó a reinar y a depreciarse la palabra. La declinación de lo simbólico profundizó la violencia de cada día y el acontecimiento social tiene un peso que provoca que el Psicoanálisis no se haga más el distraído con el tema. La presencia de lo real es la huella de nuestro tiempo.

– ¿Qué marcas produce en el sujeto la hiperconectividad virtual, acontecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad?

Ocurre como todo, un gran beneficio, un gran retroceso. Grandes beneficios porque lo llamado virtual nos permite ampliar horizontes personales y hacer de ellos su utilización infinita. Grandes retrocesos porque nos aísla cuando se lo lleva al terreno del exceso, nos transforma en personas dependientes de gadgets, nos provoca un autismo generalizado, ese del que todos hablan hoy en día y no solamente desde el aspecto clínico terapeútico. Hace poco, en un reportaje a Germán García, él comentaba el uso de la imagen en relación a la televisión y mencionaba que hablar en televisión, por ejemplo, es como usar una linterna en la selva, uno puede iluminar arañas, una florcita, un león dormido, una serpiente que anda por ahí, lo que uno quiera. Y este comentario me pareció magistral puesto que nos detenemos por el artificio que provoca la hiperconectividad. Este efecto permite que hoy dispongamos imediatamente de noticias que hacen imposible que los gobiernos manejen sus crisis de manera sesgada ya que la televisión moviliza a la opinión pública con una rapidez incomparable e incontrolable a la vez.

– Su corto Íconos: ¿de qué estará hecho el mañana?, finalista en 2004 del concurso Telefé Cortos, alude a las representaciones de la época. No puedo dejar de leer en exquisitas imágenes a Eros y Tánatos en continua interacción. Parafraseando el título: ¿qué íconos avizora para la subjetividad de las décadas venideras?

Mi primer cortometraje fue un desafío personal puesto que debía mostrar en quince minutos la historia del siglo XX. Ud. sabe que fue el siglo más documentado de manera fílmica (hasta ahora, claro) y el que filmó los mayores horrores de la guerra.

No puedo hacer futurología de los íconos que van a venir. El porvenir puede ser el mismo del que venimos hablando. Desde el punto de vista tecnológico el siglo continuará celebrando los triunfos del ser humano, sin embargo, no está claro el futuro de las relaciones políticas y culturales puesto que la economía se ubica como el tánatos de las sociedades. La esfera pública, aquello que Habermas desarrolla en profundidad, está puesto en cuestión. En cuanto al Psicoanálisis, el atomismo de las instituciones psicoanalíticas continuará sin duda puesto que forma parte de la divergencia de opiniones producto del narcisismo de las pequeñas diferencias, tal como lo llamaba el propio Freud.

– En Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis señala que “El archivo de las imágenes del cine ofrece a los analistas un registro único que no se puede dejar de ver ni de tener en cuenta a la hora de alimentar la técnica analítica”, ¿De qué manera?

El cine alimenta y es algo que está al alcance de todos y en todos los formatos posibles. Una de las maneras que alimenta a la técnica analítica consiste en no hacer en la realidad lo que los actores, que interpretan a los analistas, terminan haciendo en la ficción. Ud. recuerda un film llamado ¨El príncipe de las mareas¨ en donde Barbra Streinsand compone a una psicoanalista llamada Lowenstein? Ud. recuerda todas las intervenciones e interpretaciones que le hace a un atormentado Nick Nolte quien hace de paciente en la película? Ese film es el catálogo de la contratransferencia!!!, de lo que no hay que hacer en la dirección de la cura de un tratamiento posible. Esas aberraciones se muestran no sólo en las películas sino en las series televisivas que interpretan al analista estereotipado, lleno de tics absurdos y respondiendo con preguntas que intentan despejar vaya a saber qué cosa. Esa modalidad de mostrar al Psicoanálisis en líneas generales hizo y hace muy mal a los profesionales que nos dedicamos a esta disciplina. Godard afirma que las películas son capaces de pensar de mejor manera que la escritura o la filosofía, pero que esto se olvida rápidamente. Es decir, no se le da al cine la dimensión que debiera tener. En todos los ciclos que se realizan acerca de esta intersección cine/psicoanálisis, puede comprobarse que el vector cine/debate está a la altura de todas las discusiones posibles. Se proyecta una película y listo, cada uno interpreta como quiere lo que el realizador quiso decir. Argumento que siempre tentó a varios críticos de cine. El cine nos permite ver una historia que es contada en imágenes y que por ser contada, también en palabras, nos permite relacionar temas, reflexionar situaciones, relatarnos a nosotros mismos esas imágenes. Siguiendo a Godard afirma que el cine es lo que está entre las cosas. Es la única de las artes que puede contar su historia con sus propios medios. La capacidad de las imágenes para hablar de otras imágenes. Es vehículo de su propio discurso. La imagen cinematográfica es asociativa y relacional. Por eso el cine provoca.

– Este libro dio lugar a su segundo corto, ¿Cuáles son alguna de las películas que usted vio y aplicaría al psicoanálisis y por qué?

Indudablemente la de mis directores favoritos: Kubrick; Tarkosvky; Kieslowsky (con quien tuve la suerte y la oportunidad de realizar un seminario con él en el año 1989); y tengo en cuenta más allá de los grandes realizadores, aquellos representantes del cine independiente con John Cassavetes a la cabeza, autor de un estupendo film ¨Una mujer bajo la influencia¨ que recomiendo particularmente. Estudié cine y guión con José Martinez Suárez durante cuatro años y ahora estoy cursando una Maestría de Cine Documental en la Universidad del Cine. Continúo filmando y logro compatibilizarlo con mi tarea docente y el trabajo en mi consultorio particular. No soy un improvisado que intenta comentar una película y aplicar conceptos desde el Psicoanálisis. El cine tiene su propio lenguaje, su técnica y no lo considero tomarlo a la ligera. Además desde el año 2006 en mi seminario de Psicoanálisis y Cine, de manera ininterrumpida en la Escuela de la Orientación Lacaniana, aplico cada quince días, determinados films que confluyen en una temática elegida a lo largo del año. Por eso comento en mi último libro que se trata de una realidad por captar, vía construcción, ficción imposible de fijar en patrones estándares y a la manera reflejada por los posfreudianos o como intentan explicar los representantes de la psicología científica. Cuestión que resulta introductoria pero fundamental en la conexión psicoanálisis-cine. Pero esta pregunta la puedo responder además en tres tiempos posibles: El primer tiempo estará en relación a una mirada provocadora cuyos representantes son Jean-Luc Godard; Chantal Akerman; Glauber Rocha; Jacques Rivette. Un segundo tiempo de miradas expectantes: Hitchcock; Kieslosvsky. Un tercer tiempo de miradas que transforman los lugares comunes: Tarkovski; Welles; Kiarostami. Estos tiempos son absolutamente arbitrarios y subjetivos y pretenden mostrar un tiempo de construcción lógica y no cronológica. Es decir que siempre se muestra en cada caso, un instante de ver/un momento para comprender/un momento para concluir. Quizás en esta secuencia no hablaremos del cine de Hollywood propiamente dicho. Saben que hay un viejo chiste en relación a esto: es que existe el séptimo arte y el octavo arte, es decir el de hacer dinero con el séptimo. Es decir que la fábrica de sueños interesa a las mayorías y se convierte inmediatamente en una industria. Hay otra anécdota que me parece interesante: aquella que señala a los hermanos Lumiere, inventores del cine, desalojados de la industria cinematográfica. Cuando Meliés quiere comprarle su invento, ellos le dicen: “No se vende y dénos las gracias. Aparte del interés científico que este invento tiene, no tiene ningún interés comercial”. Meliés no les cree y produce su película Viaje a la Luna, que efectivamente produjo mucho dinero, pero como Meliés no era comerciante, ni siquiera pudo amortizarla ni le generó rendimiento alguno, salvo claro, el de ser un pionero y obtener el reconocimiento internacional, que claro, no es poco.

– Volviendo al texto, luego agrega que “El arte es la salida del horror fundante de cada uno, ¿Cómo definiría usted el arte?

Simplemente como saber hacer con el vacío, desde lo que podemos entender en las artes conocidas, además en las vanguardias mismas. Para mí el arte es el encuentro con lo perdido, la explicación que se puede encontrar en un acontecimiento posterior y la sorpresa de ese encuentro que además podemos llamar inconciente. También lo pienso como una disposición y una habilidad para hacer algo con la mirada. Termina transformando un lugar común en un acto singular valiéndose de elementos materiales, visibles, expresando esa materia. Siempre me pregunté por qué una obra, una expresión, termina configurándose en una obra de arte y me respondo que es el enigma de lo propio, del nombre propio que hace marca y rasgo en cada persona, en cada naturaleza humana, en cada sujeto, también su estilo.

– En Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis al hablar de la influencia del psicoanálisis en el cine señala que “es el cine el que debe reflexionar y desarrollar su inscripción en la historia del pensamiento”, destacando que ambos trabajos se encuentran en sus rudimentos y que aspira a que el libro favorezca el desarrollo de una “herramienta futura y necesaria”. ¿Cuál sería esa herramienta futura y por qué es necesaria?

Es necesaria porque la época construye las necesidades de cada uno. Jacques Lacan publicó en Le Noveul Observateur (29 de marzo de 1976) una opinión acerca del film del realizador Jacquot Benoit “L’assassin musical”. En aquella nota afirmó que el cine es un arte concebido para gustar, pero tiene una particularidad que lo convierte en fundamental: el cine tiene la capacidad de ser convincente y si existe talento además, por parte del realizador, es un plus que Lacan lo señala como dar en el blanco. Lo real da en el blanco. Apunta al detalle íntimo que provoca en la lógica temporal, un antes y un después.

– En “…en el Cielo y en la Tierra…” señala que tragedia y peste son la materia del arte del siglo XX, ¿Diría que esta es la misma materia del arte del siglo XXI?, ¿por qué?

Ahora agregaría muerte y sexualidad. Retorno al concepto más básico de Freud y Lacan realmente le imprimió ese vacío que menciono a través de lo que él llamó su único invento. Me refiero al concepto de objeto a. En este sentido Lacan marca su obra misma con la falta de algo que a todos nosotros nos cuesta ver de entrada y que transitar por el espacio analítico permite saber hacer con eso.

– En el texto anteriormente citado, al definir la representación-arte como la combinación del acontecimiento artístico con las influencias del psicoanálisis, destaca un rasgo particular de Freud dado por la modalidad de relatar su experiencia clínica y científica consistente en: “una consideración de “un algo a ver” en relación a la presencia del otro y de la mirada social, a menudo, ésta última, no tenida en cuenta.” ¿A qué ser refiere con “la mirada social” y cuál es la importancia de este rasgo del maestro vienés?

Personalmente pienso que ¨Psicología de las masas y análisis del yo¨ como ¨El malestar en la cultura¨ son dos de los ensayos freudianos más actuales que pudo haber escrito una persona visionaria como él era. Es un algo a ver desde lo social para desplazarlo a lo individual y nuevamente llevarlo a lo social pero como lazo social mismo: promesa freudiana que afirma que la cultura trabaja también contra la guerra. La mirada social a la que me refiero es solidaria con el concepto de cultura y debe tenerse en cuenta para el tratamiento contra la violencia.

-También, en “…en el Cielo y en la Tierra…” señala que “a nosotros, analistas, nos toca hacer avanzar los conceptos no por la vía de la repetición de citas, sino por la verificación de sus premisas”, ¿Cuáles son los caminos que considera prioritarios recorrer para promover ese avance y cuáles algunos de esos conceptos?

En este sentido mi experiencia en las jornadas, debates culturales, invitaciones a diferentes ciudades de Argentina y otros países, me permite encontrar a algunos colegas que hacen de la cita del texto un modo de encontrar sentido a sus argumentos. Tampoco estoy diciendo que se abandone esta modalidad pero sería esperable encontrar un señalamiento con una referencia posible a lo verificado en la praxis clínica por el propio profesional. Imitemos a Freud y a Lacan: la mayoría de nosotros elogiamos su complejidad y su claridad para pensar, luego los citamos y creo que esta operación aleja a quienes desean acercarse a los conceptos psicoanalíticos. Hoy es tiempo de aclarar.

-Su tesis doctoral, plasmada en el libro Psicoanálisis y Sida… encuentra el origen en la concurrencia que desde el año 1987 realizara en el Hospital Muñiz, con portadores de HIV. En la introducción señala que llegó a esa sala por curiosidad, ¿Qué le despertó curiosidad?

Me refiero a la curiosidad intelectual, aquella que provoca una investigación o incluso un descubrimiento. Desde el Psicoanálisis y en Argentina, fui el primero en dedicarme a la interrelación Psicoanálisis / Sida. No digo que los profesionales no abordaran el tema, sino que lo hacían desde una vertiente psicológica de comprensión o de explicación psicosomática y una mezcla de biologicismo. En Francia se encontraba Danielle Silvestre que se ocupó del tema y a partir de su trabajo ¨El psicoanálisis confrontado al sida¨ comenzó el mío en el que se incluyó mi amiga personal Silvia Tendlarz. En 1996 le propongo a Jacques-Alain Miller fundar un departamento de investigación en la temática y acordamos que se llamara Grupo de investigación en psicoanálisis y sida (GRIPSI). Luego los grupos del Campo Freudiano devinieron Departamentos de Investigación del Instituto Clínico de Buenos Aires e igual preferí mantener la denominación. En un viaje posterior a la fundación del grupo de trabajo a New York, establezco un acuerdo personal con ONU-sida y simultáneamente aquí en Argentina con el Ministerio de Acción Social donde actualmente trabaja un gran médico conocido y amigo, encargado del Programa Nacional de Lucha contra el sida e infecciones de transmisión sexual, el Dr. Carlos Falistocco. En el 2007 presento mi Tesis Doctoral con esta temática en la Universidad del Salvador y la Fundación UOCRA decide publicarla en una colección de tesis iniciales y repartirla en los ámbitos hospitalarios. Lo que inicialmente fue una curiosidad intelectual provocó un desarrollo impensado y un estudio constante que hoy continúa como en su inicio con aplicaciones teóricas y obviamente clínicas.

– Al referirse a sus comienzos en el hospital, hablaba de los prejuicios por parte del equipo de profesionales y de la manera que lo ominoso se encarnaba en ellos. A más de veinticinco años ¿se ha modificado la actitud y el imaginario de los profesionales?

Prejuicios es una manera elegante de decir! Directamente no querían ingresar a las salas 16 y 17 por temor al contagio! Increíble, verdad? La enfermedad de inmunodeficiencia adquirida nació estigmatizada. Recuerda que la llamaban la peste rosa puesto que pensaban que sólo los homosexuales podían contagiarse? Pasó mucho tiempo para que se dejara de tener miedo, así como lo presentaba Susan Sontag en su ensayo El sida y sus metáforas. El sida transformó la intimidad y si bien hoy no existe el miedo a la muerte, en cambio podemos hablar de la cronificación de la enfermedad y de todas maneras se hacen presente la estigmatización y la discriminación.

¿Cuáles son los efectos más evidentes, en los pacientes, que ha podido constatar a partir de la actitud de los profesionales?

Fundamentalmente el miedo al abandono y a ser discriminados. Eso sucede. Tengo un paciente que recientemente me consulta quien convive con el virus de HIV y presentó resistencia de realizarse un examen preocupacional por temor a no obtener el trabajo. El miedo al rechazo pasaba por allí. El examen lo pasó y hoy está trabajando y dándose cuenta en el análisis que era otra la escena por donde pasaba su inquietud, la dimensión de lo ¨pre¨ desplazaba la angustia de sentir que su cuerpo era ¨ocupado¨ por algo que no deseaba tener.

– Otro de los prejuicios que circulan y señala es que un abordaje “psicoanalítico puede ser nocivo” para portadores de HIV, ¿Cuáles son los argumentos que se esgrimen para tal afirmación y cuál su experiencia al respecto?

En una investigación que llevé a cabo en UBAcyt por esta temática, este era uno de los argumentos que se enunciaban antes de la aplicación del cocktail de drogas que hoy cronifica la enfermedad, porque se decía que el Psiconálisis era extenso como tratamiento y justamente este concepto fue algo muy importante y tratado en la investigación por mí, puesto que de esa extensión trataba de lograrse en un analizante con HIV. Una extensión que garantizaba la vida puesto que un diagnóstico de HIV positivo era sinónimo de muerte en el inicio de la pandemia.

– En el mismo libro al hablar de la incidencia del trabajo con pacientes con HIV-Sida en el equipo de profesionales se refiere al síndrome de Burnout y soslaya efectos en la contratransferencia, ¿Cuáles son los efectos más destacados que podría señalar?

Los mismos que menciono a lo largo de esta entrevista, los efectos de lo real en las personas, tanto del analizante como de los equipos tratantes. Lo real conmueve a la estructura subjetiva en un amplio espectro, variables expresadas en la inhibición o en la capacidad de gestión sólo como ejemplos posibles. Nos arreglamos y podemos soportar lo real. No embrollarnos con él.

– ¿De qué manera se puede trabajar para evitarlos o al menos atenuarlos?

Creo que el control de casos es fundamental y nos permite que este embrollo tenga menos consecuencias en la práctica analítica. Es una disciplina que cada día se observa menos en determinadas escuelas psicoterapeúticas y resulta imprescindible para verificar cuestiones de la dirección de un tratamiento. Es inadmisible presentar un proyecto en otras disciplinas sin elaborar un plan de trabajo y trazar un mapa FODA (fortaleza / oportunidades / debilidades / amenazas) y es claro que ello se realiza hasta para la creación de un proyecto laboral, entonces, cómo no supervisar, controlar los casos clínicos? Parece una verdad de Perogrullo pero la cuestión que esto, lo del control de casos, suceda siempre y no que la realicen quienes comienzan a tener analizantes y además sólo por un tiempo de llevar a cabo un tratamiento.

– Teniendo en cuenta que el psicoanálisis es uno por uno, ¿es posible pensar aportes desde este campo de pensamiento a la prevención del Sida?, ¿De ser así cuáles y de qué manera se pueden instrumentar?

La prevención en Psicoanálisis resulta imposible. No es que no se pueda hacer, pero las condiciones de goce de cada sujeto no se pueden prevenir, por eso las campañas de prevención en relación al tema del sida pueden informar y eso está bien. Es mejor siempre la peor campaña de prevención que ninguna, pero para el psicoanálisis la condición de goce, la condición por la cual una persona se mortifica por cuestiones particulares no están en relación a lo que todo el mundo puede entender por prevención. La presencia de lo real nos recuerda a gritos que lo simbólico puede circunscribir al triunfo de lo imaginario, desde el hambre en el mundo a episodios de violencia cotidiana nos puede reunir, no sólo a los psicoanalistas sino a todos quienes nos comprometemos con un lazo extendido a una sociedad que se encuentra a la deriva. Permitame insistir en esto que menciono a lo largo de esta entrevista. Una investigación posible aplicada al ámbito de lo discursivo y lo social puede proponerse como respuesta a lo real parafraseando aquella carta escrita por Freud a Einstein donde a la reflexión del científico expresada de manera poética “hasta la más pequeña gota de rocío caída del pétalo de una rosa al suelo, repercute en la estrella más lejana” recibe como respuesta del genio vienés, tener el derecho a decirnos que todo lo que promueva el desarrollo de la cultura trabaja además contra la expresión de lo real.


Fuente: El Sigma

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