Psicoanálisis y Cine

Conversación con Carlos Gustavo Motta en La Casa y el Árbol *por Marcos Pelizzari

– ¿Desde qué año venís trabajando en la coyuntura entre psicoanálisis y cine? ¿Podría contarnos como se originó este recorrido que aún transitás? ¿Tu punto de partida fue desde el cine o desde el psicoanálisis?

– Cuando finalicé con mis estudios secundarios comencé a trabajar y a estudiar en la Universidad a los 17 años. Tuve la suerte ingresar a una empresa de cine publicitario que se llamaba “Contemporáneos”. Ahí empiezo como asistente de producción pero como a mí me interesaba más el cine en la realización me incorporo luego a ser asistente de dirección. Coincide también que es una época donde la facultad de psicología de la UBA estaba cerrada. Ni bien me recibí comencé a estudiar Medicina pero interrumpo la carrera y posteriormente ingreso a una universidad privada donde ingreso a Psicología. Allí mismo conocí a un grupo de gente, compañeros y amigos quienes seguimos compartiendo la institución , como Luis Salamone y Claudio Godoy (Miembros de la EOL). Simultáneamente seguía trabajando en cine. Como formación tuve oportunidades que mi trabajo me permitió. También por esos momentos empiezo mi análisis y decido apostar además a mi formación en psicoanálisis. Con el Movimiento hacia la Escuela (la EOL) tengo mis primeros encuentros con Jacques-Alain Miller a quien propongo, un departamento de investigación de psicoanálisis y Sida que él acepta y que se da en llamar Gripsi con un subtítulo: “subjetividad de la época”. Posteriormente realizo un convenio con la ONU que abrió posibilidades laborales con otros colegas que se interesaban por esta temática. Siempre con la “camiseta” puesta de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) como hoy sigo teniendo. La posibilidad de esa investigación sobre sida en el hospital Muñiz estaba a cargo del Jefe de Servicio de Salud Mental Dr. Aldo Imbriano. En ese lugar había mucha resistencia por parte de los profesionales a ingresar a las salas 16 y 17 donde se encontraban los enfermos infectados por HIV y me permito empezar a ubicar la investigación del lado del psicoanálisis lacaniano. En ese momento el único artículo referente del tema era “Psicoanalistas confrontados al Sida” de Danielle Silvestre que había salido en la revista Malentendido N° 6 editada por Silvia Tendlarz. Con ella empecé a trabajar, se entusiasma con el tema y escribe el libro “Y el sida está entre nosotros” y yo escribo “Historia de una herida: la aparición del sida en el mundo” que rápidamente se transforman en dos libros de referencia y consulta porque no habían argentinos que escribiesen sobre ese tema desde el punto de vista psicoanalítico sino desde argumentaciones psicosomáticas o biológicas hablando del suicidio celular (apoptósis) y provocando conclusiones de ciencia ficción en relación al sida. Si bien estaba dedicado de lleno con esta temática continuaba en contacto con gente del cine y luego de una coincidencia personal y también elaborado desde mi propio análisis comienzo a estudiar en el taller de guión de cine de José Martínez Suarez, el mismo donde se formaron Campanella, Lucrecia Martel y otros. José es quien de alguna manera me empuja a la realización diciéndome: “además de ser analista usted también puede hacer cine”. En ese momento se realiza el concurso Telefé Cortos (año 2004) bajo el título “El mañana” y escribo un guión supervisado por él, armo rápidamente un equipo estupendo y filmo el cortometraje “Íconos, de qué estará hecho el mañana?” de 13 minutos, que llegó a finalista entre los primeros 10 de 790 cortometrajes entregados.

– Entonces los orígenes de la articulación entre psicoanálisis y cine empieza por el trabajo en guión y que luego deriva en realización…

– Sí, porque el corto quedó tan bueno que se me ocurrió presentarlo en una jornada de carteles en Córdoba, algo que no se había hecho antes. A partir de ese año decido hacer la actividad de psicoanálisis y cine en la Escuela (EOL), actividad que todavía continúa y continuará este año (2015) a partir del 22 de mayo (viernes quincenales a las 20 hs). Ahí es donde empieza. Si bien en la APA ya había una articulación entre psicoanálisis y cine con otro nombre, este espacio fue pionero con la participación de analistas de la orientación lacaniana.

– En tu recorrido ya venías estudiando cine, luego aparece la introducción del psicoanálisis desde tu formación y tu propio análisis y retorna esta articulación en la realización y la actividad en la Escuela…

– Es como cuando estaba con el tema del psicoanálisis y sida y me pregunta Miller: ¿Usted qué es lo que quiere investigar? Yo quería investigar sobre sida y él me dice que para ello siempre tengo que pensar en los conjuntos de Euler, aquellos que figuran en el seminario 11 en relación a ls operaciones constitutivas del sujeto (alienación y separación), donde en un conjunto se ubica el psicoanálisis y en el otro (y en este caso, claro) la temática del cine entonces en la intersección de ambos conjuntos observamos un juntura posible y que gira alrededor de lo que uno puede investigar, que siempre se prolonga a diferentes aristas.

– Interesante esa referencia puntual para entender la coyuntura posible entre psicoanálisis y cine con una orientación precisa…

– Claro, porque uno puede establecer cualquier contenido en esos conjuntos: en uno psicoanálisis y en otro el tema a investigar. Al unirlos se verifica una articulación posible operativa sobre el contexto que decidimos estudiar y abordar.

– Esto nos lleva de alguna manera a un tema que ha sido de debate relativo al psicoanálisis aplicado a las artes cuando Lacan afirmaba que el psicoanálisis se aplica en sentido propio al tratamiento.

– Está muy bien lo que decís, es un interrogante de importancia porque de lo contrario se dirige al prejuicio que los psicoanalistas no pueden hablar nada más que de clínica y en algún momento se desestimó el trabajo hacia otras áreas, se llegó a subestimar el psicoanálisis aplicado. Después el propio Miller en una conferencia lo revaloriza. Particularmente me resulta útil lo investigado en el cine para luego aplicarlo a la clínica psicoanalítica y para que la clínica continúe avanzando tanto desde sus aspectos teóricos como desde la acción analítica.

– Ese es un punto interesante si se considera al último Lacan en relación a la estética…

– Si, el último Lacan y lo último que menciona Miller publicado en la revista Lacaniana N°17 donde habla del inconsciente parletre y su actualización. Ahí nos dice que empecemos a ver los distintos sentidos del parletre y cómo provocar la actualización del inconsciente. Hace poco se realizó en Barcelona un encuentro sobre “las homosexualidades” donde se cuestiona que no puede existir un término como antes, “la homosexualidad”. O sea que hay una serie de conceptos que deben ponerse a tono con la época que nos toca vivir y su actualización es crucial para la práctica analítica hoy.

– Escuchándote recordaba lo que decía Freud y también Lacan acerca de que el arte iba siempre un paso más adelante respecto a otras disciplinas, lo que permite repensar la teoría y también la clínica como comentabas. Lacan nos habla de la pulsión invocante y la pulsión escópica relativas a los objetos voz y mirada que el cine tiene la particularidad de introducir ¿Qué reflexión podemos considerar con esta introducción propia del séptimo arte y el aporte que puede extraer el psicoanálisis?

– Cuando abordé la temática del cine empecé a ver también quienes trabajaban sobre este tema. Tenemos ejemplo en un filósofo que estudió cine en la universidad de Ulm, una de las mejores escuelas de cine del mundo, donde también estudió Tarcovsky que es para mí uno de los mejores realizadores. En Ulm estudió Zizek, el ejemplo al que me refiero, quien tiene una predilección por la orientación lacaniana. En algún momento hizo un análisis muy pormenorizado en relación a Matrix y estuvo muy de acuerdo con el análisis que había hecho Miller. Se puede destacar en todas estas investigaciones, el factor del montaje en el cine que considero tiene la misma transpolación teórica al montaje pulsional que Lacan menciona en el seminario 11 cuando afirma que la pulsión es un collage surrealista. Estamos hablando entonces de una posición de montaje pulsional y desde la realización de un film estás editando una película ahí, te das cuenta del montaje que refiere Lacan desde el concepto de pulsión hasta llegar a comprender, por ejemplo, el valor de ficción que tiene la palabra. Y lo considero de importancia puesto que, por ejemplo, determinar la construcción del DSM V puede terminar siendo una ficción vitl para el concepto de medicalización. Es decir que si no existiría un libro, guionado como el DSM V, no habría una medicalización generalizada y aceptada, aquello de lo que también argumenta Eric Laurent cuando hacer referencia al Big Pharma y cómo evidentemente lo farmacológico, puede operar hoy sobre el sujeto. Puedo afirmar que el psicoanálisis tiene herramientas específicas y avanza. A veces con un ciclo de cine, por más pequeño que uno lo pueda construir, da a conocer las herramientas específicas del psicoanálisis. No es que el cine va a meterse con las herramientas del psicoanálisis porque el cine también tiene sus herramientas específicas. Es decir que el guionista existe antes que el realizador quien a su vez necesita un guión escrito, no hay una intuición para hacer ni para hablar de una película. Entonces, si el psicoanálisis tiene sus herramientas, aquello que se establece en un análisis desde la acción analítica y la posición ética va constituyendo la construcción de un nombre propio del sujeto. Esto es una tarea, un trabajo analítico y cabe la pregunta ¿la construcción de ese nombre propio no será construir otra ficción? A lo mejor la construcción de una nueva ficción entre el analista y el analizante donde el nombre de goce se encuentre estabilizado y el analizante, por efecto de esa operación, pueda construir su nombre propio.

– Hacías alusión al poder del relato del cine y sus efectos, algo que nosotros hemos verificado en las respuestas mismas de los participantes durante los ciclos de cine que hemos realizado en nuestra ciudad. Notamos que, al finalizar la proyección, algo había sido tocado en la singularidad y no era posible no responder a eso. ¿Cómo pensás vos este poder de relato del cine y sus efectos?

– Sí, nosotros trabajamos en algún sentido con cierta teoría del acontecimiento. Hay cosas que ocurren y que, en la vida de una persona, ese acontecimiento provoca un antes y un después. Efectivamente ese después tiene para algunos un valor disruptivo y de padecimiento subjetivo, para otros quizá algo del orden de la indiferencia o sin registro alguno. Me parece que la posición subjetiva en relación al acontecimiento también va de la mano con lo que nosotros podemos llamar estructuras. El cine te enseña a pensar sobre el acontecimiento, te enseña a ubicar miradas y perspectivas, lo que podemos llamar lo nombres de la pulsión. Recuerdo una película que incluso la cita Lacan, Rashomon de Akira Kurosawa, en la que frente a un acontecimiento que es un asesinato empiezan a aparecer distintas voces respecto al mismo y al final Kurosawa secuencia, (a partir del texto “El bosque” de Akutagawa,) la versión del muerto. Entonces son distintas versiones de un mismo acontecimiento donde ninguna es la verdad, todos dicen su verdad, y podemos con ello afirmar el valor que tiene la ficción singular. Por eso hay un guionista, el preferido de Buñuel, que se llama Jean Claude Carriere dice que el director de cine es un mentiroso porque te hace creer algo de acuerdo a lo que filma, desde su perspectiva personal.

– Hay un modo de respuesta a lo real en este armado de ficción…

– El tema de lo real provoca uno de los nombres del acontecimiento. Cuando Lacan menciona la posición de lo real en la clínica lo afirma diciendo que la clínica es de lo real. Pero insisto, lo real de cada uno. Uno por Uno. El cine tiene un mensaje que aparenta ser permanente puesto el realizador da a conocer su obre pero evidentemente cada uno de nosotros lee ese registro con el sentido que uno le provoca. A pesar de ello, no creo en el Cine Debate aparecen cuestiones de sentido, interrogantes que giran alrededor de lo que el director quiso decir y bueno, la verdad es que eso nosotros no lo sabemos. El director se ajustó al texto de lo que tenía que filmar, lo mostró con su subjetividad y salió lo que salió, pero no sabemos qué es lo que quiso decir. Porque si no aparece la tentación de lo que yo llamo la maquinaria del sentido. Una maquinaria que ha tenido la desgracia, en algún momento, y sobre todo para el psicoanálisis, el auge de la contratransferencia. Esa “mala palabra” ya señalada por Lacan en Escritos. Ese auge fue tal, que aún hoy nos banalizan cuando en una reunión decimos que somos psicoanalistas y alguien dice: ¡ah, bueno, entonces me voy a callar porque vos me vas a interpretar! Entonces hay algo de la tentación del sentido, somos psicoanalistas y estamos banalizados en el sentido que vamos a interpretar todo lo que una persona diga en una reunión. Eso habla mal del psicoanálisis porque parece existir una generalización impropia. Por eso Lacan iba en contra de esta cuestión, que ponía en riesgo a la práctica analítica. Justamente las terapias cognitivos conductuales cuando hablan, no muy bien del psicoanálisis, hablan del psicoanálisis del primer Freud, ni siquiera del primer Lacan, sino del Freud donde aparece el acontecimiento traumático, luego se descubre ese acontecimiento traumático y la persona termina curándose de ese malestar, al mejor estilo Hitchcock, por otro lado. Entonces podemos afirmar que existe una generalización del sentido, porque uno puede a veces hablar del trauma y eso no tiene nada que ver con lo que el nombre del goce lo representa y porque tampoco tiene que ver con la realidad de la práctica analítica y mucho menos con el concepto de interpretación.

– En tus publicaciones y producciones fílmicas hay una insistencia muy presente en pensar la subjetividad contemporánea ¿El cine te ha aportado herramientas para tus reflexiones?

– Creo ser un hombre de la época e incluso tener cierto nombre de privilegio como muchos y al mismo tiempo pocos quienes hemos sido testigos de un cambio de siglo. Este cambio siempre sucede por un acontecimiento. Recuerdo hace unos años que estaba estudiando francés en una institución y vemos desde el televisor cómo un avión impacta contra una torre. Sorprendido me incorporo y dejo la clase y todos los presentes allí y en ese momento, con nuestra mirada detenida en eso. Sabía que algo había pasado y que no era cualquier cosa lo que había pasado. Ese fue el acontecimiento que provocó el cambio de siglo. Tuvo que pasar algo disruptivo donde se gestó un momento cero. En realidad no hay algo absolutamente genuino. Podemos preguntarnos ¿estudiar psicoanálisis y cine es lo mismo que lo que hacían en la APA en los sesenta? No, definitivamente no y por varias razones. Uno de los motivos es porque el director de cine filma algo que no se filmaba en los sesenta. Hoy vemos películas que si no están hechas por directores que son autores la verdad es que resultan panfletarias, no sirven de nada. Tenemos perspectivas distintas, insisto con esto porque si hay subjetividad de la época es porque hay insistencia de perspectivas distintas, diversidades, y pienso que el psicoanálisis operativamente tiene que apostar a esas perspectivas y no dispersarse, para esto es importante ubicar la actualidad de estas cuestiones…

– …Ubicando esas marcas subjetivas…

– Si, son marcas. De hecho mi primer libro tiene por título “Marcas de la época. Huellas en el sujeto” donde hablo acerca de qué ocurrió con esa marca que supuestamente está en la luna -y digo supuestamente porque hay teorías que dicen que en realidad no llegaron y que el alunizaje fue una filmación de Kubrick, -como para que el alunizaje no sea perfecto!- el tema es que esa marca va provocando otras. Pero no sólo a nivel de lo que es la huella mnémica del primer Freud sino también aquella que menciona en el “Block maravilloso”, esa me gusta más porque es una huella que está, que se da a ver, que se esconde y por momentos aparece. Creo que eso es lo valioso de Freud. Y lo valioso de Lacan es su retorno a Freud porque en verdad se había perdido el sentido de su obra, producto de interpretaciones plenas de sentido. Esto es lo que no se hace en mis ciclos de cine. No hablamos, fundamentalmente, de lo que el director quiso decir sino lo que ese film permite alimentar al psicoanálisis.

– Claro, si no se puede llegar rápidamente a una psicologización de la película, el director, los personajes… una banalización, y el psicoanálisis apunta a otra cosa.

– Apunta a otra cosa y tenemos orientaciones precisas en Freud y Lacan en la dirección de la cura. Estrategia, táctica y política son tres cuestiones presentes. Sencillas y vitales.

– Comentabas que en los años sesenta hubo una articulación cine-psicoanálisis, luego aparece algo nuevo de esta articulación en tanto se inscribe en la orientación lacaniana y ahora hay otro espacio de inscripción en lo universitario donde participas como docente, algo inédito.

– Si, quizá todos los movimientos tiene que ver con la insistencia de quien lo lleva a cabo, la insistencia tiene una direccionalidad. A veces me preguntan ¿cómo podes hacer tantas cosas? pero en realidad no hago tantas cosas, siempre hago lo mismo, estoy siempre en relación al psicoanálisis. Desde el momento en que decidí ser analista nunca me corrí del psicoanálisis, voy estableciendo en todo caso mis intereses del psicoanálisis a otras disciplinas. Entonces parece que hago muchas cosas pero siempre hago lo mismo que es dedicarme al psicoanálisis. Y para que se llega a una cátedra universitaria de Psicoanalisis y Cine hubo un recorrido, una insistencia sobre todo a partir del ciclo de cine que se lleva a cabo en la EOL pero siempre con una orientación precisa. También con una invitación y apertura a otras universidades. Para esto me ayudó mucho la Universidad del Salvador y la Universidad del Cine donde soy Becario de la maestría de Cine documental. Todo eso se fue gestando, el éxito del libro ” Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis” editado por Paidós fue un gran soporte desde mi propia escritura y en una editorial con excelente distribución. Fue una propuesta de la Universidad del Salvador de crear en la Maestría y en el Doctorado en Psicoanálisis una cátedra de Psicoanálisis y Cine. Ahí nos unimos la Universidad de Buenos Aires con el Dr. Juan J. Fariña y el Dr. Alejandro Fernández Murray que además de ser psicoanalista formado por Laplanche es guionista de tres films argentinos de los cuales el último “María y el araña” dirigido por María Victoria Menis ganó varios premios internacionales. Soy el coordinador general de la cátedra y allí mismo tenemos cita con los directores, realizadores, gente de la EOL, de la APA. Una cátedra con voces diversas de tres titulares y de tres personas que se dedican al psicoanálisis.

– Para concluir, ¿En qué estás trabajando ahora?

– Estoy trabajando en tres publicaciones. Una en relación a Freud y su predilección por la lectura; un estudio crítico que estoy haciendo sobre las distintas películas de Buñuel y fundamentalmente sobre las películas que Lacan vio de Buñuel como “El” y un estudio que es más bien dirigido en la universidad sobre psicopatología dirigido a mis alumnos: una actualización de la metodología de estudio de la psicopatología. También en la Universidad de Buenos Aires con Silvia Tendlarz y Fabián Schejtman dictamos un seminario de posgrado sobre el deseo y su interpretación dirigido por Silvia, y en lo que a mi respecta en ese posgrado, una lectura de Hamlet pero desde la perspectiva cinematográfica. También me embarque en el proyecto de construir una librería especializada en psicoanálisis, cine y ensayos con una articulación en el arte que se llama “La casa y el árbol”. Se llama así por una canción de Silvio Rodríguez que dice “tengo ganas de estar cerca de la casa y el árbol” como ubicando un espacio personal y propio pero abierto a todos y que por supuesto, los invito a que conozcan.


  • * Licenciado en Psicología, Doctor en Psicología por la Universidad del Salvador, Master en Psicología Clínica (UJFK). Actualmente es Profesor Titular de las materias Psicopatología y Prácticas Profesionales Clínicas Tutoriadas de la Universidad del Salvador donde participa activamente en el Doctorado en Psicología y la Maestría en Psicoanálisis. Es Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP); Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL); Miembro de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM) donde participa de su Comisión Científica y preside el Capítulo de Psicoanálisis y Cine; Miembro de la World Federation of Mental Health; preside el Centro de Estudios Superiores en Psicoanálisis y Psiquiatría, asociación civil sin fines de lucro fundada en 1999; Director Editorial de www.elpsicoanalisis.net el primer sitio internacional de psicoanálisis fundado en el año 2000. Autor de: Historia de una herida: la aparición del sida en el mundo. Editores Contemporáneos, 1995. Marcas de la época. Huellas en el sujeto. Editores Contemporáneos, 2000. En el Cielo y en la Tierra: estudio sobre Freud y el proceso creador. Editorial Grama, 2005. Psicoanálisis líquido. Variantes del acontecimiento social. Editores Contemporáneos, 2011. Perspectivas analíticas en la enfermedad de inmunodeficiencia adquirida en la época actual. Editorial Aulas y Andamios, 2012. Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis. Editorial Paidós, 2013. Y puesta en escena de la obra “El Horla” de Guy Maupassant, en Alianza Francesa, C.A.B.A, 2014. Sitio Web: http://www.carlosgustavomotta.com.ar/. Librería “La casa y el árbol” se encuentra en Sánchez de Bustamante 2313 en Palermo, CABA

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