No es el avión, es el piloto

No es el avión, es el piloto

En la película “Top Gun Maverick” los personajes tienen conflictos que se reducen a caracteres universales como la vida frente a la muerte, y también la rebelión contra el retiro prematuro

“No es el avión, es el piloto”. Esta frase resulta la columna vertebral del argumento del film “Top Gun: Maverick“, dirigido por Joseph Kosinsky, protagonizado por Tom Cruise, y uno de los estrenos más esperados del año, acompañado por el tema musical de Lady Gaga “Hold my hand”Esta película supera a la original filmada por Tony Scott hace treinta y seis años en cuanto al despliegue tecnológico por un lado, y el esfuerzo que recrea con exactitud el espíritu de los pilotos de aviación por el otro. Y además, porque detrás de la magnificencia visual se relata una vida donde el deseo del protagonista pone en claro sus renuncias subjetivas, cómo afronta el paso del tiempo y también la rebelión contra el retiro prematuro.

En las escenas donde los personajes vuelan sus jets, realmente están en el aire haciéndolo. Cada toma y cada plano es artesanal y cuidado al detalle bajo la atenta mirada de Tom Cruise, a quien todos conocemos y sabemos que no cree en trucos visuales, sino que él mismo pone su cuerpo en todas las escenas de acción a lo largo de todas sus películas. Tampoco se trata de un film de propaganda bélica, puesto que incluso se la filmó mucho antes del conflicto actual entre Rusia y Ucrania. Es una película que homenajea al cine bélico y de aventuras tal como sucede con “Sólo los ángeles tienen alas” (1939- Howard Hawks), “Los cañones de Navarone” (1961- J. Lee Thompson), “Star Wars” (1977- George Lucas), entre otras.

Vuelven de este modo los héroes y las heroínas que levantan un poco la moral en las personas sin caminos laberínticos que a menudo las películas muestran. En “Top Gun: Maverick” los personajes tienen conflictos que se reducen a caracteres universales como la vida frente a la muerte, cómo nos empujan a jubilarnos de un trabajo (o a irnos sin aviso o despido), cómo se prescinde del talento en general porque los celos y la envidia efectivamente existen.

Entonces la película comienza a mostrarnos su trama principal: en las sociedades actuales el retiro prematuro de cualquier persona connota impactos psíquicos muy fuertes, porque prescindir de la experiencia y de la habilidad antes de tiempo alimenta equivocadas tendencias simplistas de una visión de futuro construida desde la sustitución de hombres por máquinas. En este caso, drones por pilotos aéreos. La idea sostenida de que lo importante no es el avión sino el piloto que insiste a lo largo del film se replica en cualquier campo profesional, por lejano que nos parezca el mundo de la aviación.

Sin hacer spoiler alguno, el encuentro de Tom Cruise con Val Kilmer resulta antológico, paradigmático en relación a las películas clásicas mudas donde por la ausencia del sonido se destaca el lenguaje, además de ser una de las escenas más contundentes de la película. Ese encuentro de a dos, como las mejores épocas del cine mudo, atraviesa al espectador sin que ningún contenido de algún multiverso de superhéroes se interponga entre ellos. Damas y Caballeros, la realidad se muestra con todas las letras que la palabra puede brindarnos. Maverick es Tom Cruise. Tom Cruise es el piloto y el avión simultáneamente.

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