Lacan y el cine

En una entrevista realizada al cineasta argentino Jorge Prelorán, le preguntaron cuál era el objeto de la realización de una Clínica de Cine dirigida a los estudiantes. Respondió esto:

Haré lo que creo que puedo hacer mejor, ayudar a afinar la estructura de sus películas.

Que me muestren lo que han filmado, y analizar qué es lo que cada uno quiso decir, y ver cómo hacerlo más apropiado a sus fines.

Si hay algo aburrido, si algo no queda claro, llevarlo a la luz… nada de intelectualismo.

No soy un superintelectual que busca películas donde hay que explicar lo que el cineasta quiso hacer, por ejemplo, se escucha desde este discurso ‘se advierte en esta toma el peso de la sombra sobre el alma del conflicto’, cuando se le preguntara al autor, éste diría:

‘Es que la única luz que teníamos daba para ese lado… por eso salió así.’

En el denominado Cine-Debate y en el ámbito de escuelas psicoanalíticas, hay un empeño en psicoanalizar al director, al film, a los personajes; en fin, a todo lo que se mueve por la pantalla. Ese esfuerzo es opuesto a lo que se postula en la teoría de la interpretación con orientación lacaniana, es decir, ir en contra del sentido. Con “Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis” publicación de mi autoría editada por Paidós, intento despejar definitivamente aquella concepción. El director, así como el analizante que relata un sueño, es quien tiene la explicación-interpretación y el sentido de su obra. Obviamente no es necesario que esté presente en cada proyección. Leer una expresión artística no es someterla a la operación psicoanalítica que sostiene que seguramente el realizador quiso decir otra cosa. Esta metodología va en contra del cineasta y del Psicoanálisis mismo. Dicha visión “pseudo-intelectual” no comprende lo difícil que es dirigir una película: ajustarse al guión; realizar la pre-producción; encontrar el casting adecuado renunciando a los actores principales que el director soñó, las semanas de filmación, la filmación en sí, lidiar con el personal y con las cámaras. En definitiva, costos, costos y más costos, económicos y de los otros. Además el director deberá atender el área de post-producción, que se complejizó aún más a partir de los formatos de las películas y los avances tecnológicos, y la distribución de la obra ya finalizada. Si para Freud las tareas imposibles se ubican en la tríada gobernar-educar-analizar, es porque no conocía el desarrollo de la realización de un film.

En el ensayo citado precedentemente argumento como Jacques Lacan, a lo largo de sus Escritos y Seminarios, aplicaba referencias del cine que las empleaba para enriquecer su teoría. Mientras que en un dispositivo psicoanalítico escuchamos al analista decir Hable o Por hoy dejamos… , en el set el director expresa Cámara! Acción! para que al final de la secuencia exclame Corte! En ambos casos siempre habrá que empezar. Gracias a la invitación de Virtualia a través de Claudio Godoy, puedo mostrar en imágenes, mi trabajo documental que tiene como guión el texto aquí presentado en tres recortes que han provocado el armado del material fílmico que se adjunta en la presente edición.

“Kant con Sade”

(páginas 769 y 770 en la edición de Escritos en español)

Este es un artículo que debía servir de prefacio a La filosofía del tocador del Marqués de Sade. Apareció en la revista Critique (número 191, abril de 1963) a manera de comentario a la edición de las obras de Sade.

“De lo que le falta aquí a Sade nos hemos prohibido decir palabra.Deberá sentírselo en la gradación de La filosofía en que sea la aguja curva, cara a los héroes de Buñuel, la que esté llamada finalmente a resolver en la hija un penesneid que se plantea un poco allí”.

El de Luis Buñuel (1953)

Cuando se habla de lógica del delirio, inmediatamente nos cuestionamos si esta expresión, es posible en la clínica psicoanalítica. Una primera aproximación a este argumento indica la dificultad de acotarlo, explicarlo. Otra cuestión que, generalmente, plantea cierta dificultas es distinguir la estructura psicótica. Confusión originada inicialmente por diferentes clasificaciones psiquiátricas planteadas desde la escuela alemana a la francesa. He tomado un artículo de Francisco Pereña (1) que arroja luz a estos interrogantes iniciales: la psicosis es la modalidad donde el sujeto psicótico se confronta al retorno de lo real. El delirio -nos dice- es un tipo de suplencia, a falta de la significación fálica. De este argumento inferimos que la lógica del delirio no responde a la lógica fálica y observamos que es en el trabajo de la psicosis donde se anuda el delirio. Este comentario retomó algunos conceptos teóricos de una cita de Lacan poco conocida o poco trabajada, perteneciente a sus primeras investigaciones en el campo de las psicosis en un período comprendido entre 1932 y 1953.

a.- Acerca de la referencia.

El film El (*) dirigido por Luis Buñuel en 1952, está basado en la novela homónima de Mercedes Pinto, escritora nacida en Canarias y radicada en México. En el guión participó indirectamente Salvador Dalí que fue amigo de Buñuel y le transmitió sus conocimientos acerca del método paranoico crítico. Él es el retrato de un paranoico. Buñuel escribió que los paranoicos son como los poetas.

Nacen así, Además interpretan siempre la realidad en el sentido de su obsesión, a la cual se adapta todo. Supongamos, por ejemplo, que la mujer de un paranoico toca una melodía al piano. Su marido se persuade al instante que se trata de una señal intercambiada con su amante, escondido en la calle. Y todo es así. (2)

El es una película que despertó gran interés entre la crítica francesa, cosechando todo tipo de opiniones, algunas de ellas hostiles como la de Jean Cocteau quien aseguró que Buñuel se había suicidado al presentar este film en el Festival de Cannes en 1953. Sin embargo Jacques Lacan que la había visto en una proyección organizada por la Cinemateca Francesa, la alabó generosamente, reconociendo su carácter documental respecto de la paranoia, razón por la cual la comentó entre sus alumnos y recomendó a sus colegas.

El protagonista, Francisco (interpretado en el film por el actor mexicano Arturo de Córdoba) está empecinado en interpretar la realidad en función de su delirio. La paranoia comienza a desencadenarse cuando, en una ceremonia religiosa, queda fascinado por Gloria (interpretada por la actriz argentina Delia Garcés), la prometida de su amigo a quienes invita a una recepción en su casa cuando se entera de que pronto van a casarse. El flechazo se produce: Gloria anula su compromiso y se casa con Francisco. En el transcurso de la luna de miel, la pareja se encuentra con Ricardo, un conocido de Gloria. Francisco empieza a interpretar todo como si entre ellos hubiera una relación íntima. Sus sospechas le parecen incontestables cuando la casualidad hace que Ricardo ocupe la habitación contigua a la suya. Entonces, Francisco consigue una aguja y la introduce por el ojo de la cerradura de la puerta que se interpone entre ambas habitaciones, esperando atravesar el ojo de Ricardo, cosa que no sucede.

La vida de Francisco y Gloria comienza, paulatinamente, a convertirse en un infierno. Francisco la maltrata continuamente, situación que se constata en una escena de la película donde se oyen gritos tras una puerta cerrada. Desesperada, Gloria se queja a su madre y al confesor del marido pero ninguno de ellos le cree. En otra secuencia aparece Francisco buscando aguja, hilo y cuerda con la intención de atar a su esposa y coserle la vagina, en una clara referencia a Sade. Ella acorralada, decide escaparse de la casa. Francisco la busca enloquecidamente y, en su delirio, cree verla entrar en una iglesia donde ataca al cura confesor. Comprobada entonces su insanía, es internado y años después lo vemos en un convento llevando una vida monástica aparentemente pacífica. Sin embargo, a medida que la cámara se aleja en una memorable toma final, vemos como Francisco, con su Biblia bajo el brazo, vuelve a caminar en zig-zag al igual que en sus ataques de paranoia mostrados en la mitad del film.

b.- Del interés por la referencia

Retomemos un dato de lo precedente: la fecha de la película. 1952. Recordemos la amistad que unió a Salvador Dalí con Buñuel. Dalí aportó al movimiento surrealista su noción de paranoia crítica, reconociendo que el fenómeno paranoico es de tipo seudoalucinatorio, ilustrando su concepción a través de las imágenes dobles: en pintura, la imagen de un caballo, podría ser al mismo tiempo la imagen de una mujer. Cuando Lacan conoció a Dalí, estaba trabajando en una síntesis entre la enseñanza de los surrealistas, la de Freud, la de Clérembault y la de toda la tradición del saber psiquiátrico referente a la entidad paranoia. Esta síntesis se confirmó en el título elegido para su tesis doctoral De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Interrogándonos acerca del interés de Lacan respecto de El, nos preguntamos: ¿será el film la expresión artística de su síntesis teórica elaborada entre 1932 á 1953?

Eric Laurent en Estudios sobre las psicosis, señaló una reformulación en la enseñanza de Lacan en relación a su estudio que comprende períodos articulados cada diez años. Ubicó así el escrito El estadio del espejo y su relación con la formación del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanálitica (1936); Acerca de la causalidad psíquica (1946); el Seminario III Las psicosis (1956); un período que va de 1964 a 1969 y la presentación del Seminario sobre Joyce (1976).

En 1932 con su tesis y en 1933 con Motivo del crimen paranoico: el crimen de las hermanas Papin, Lacan estudió la paranoia como entidad gnosológica ligada al narcisismo en articulación con el Yo. Interpretó la instancia freudiana como fundamento del narcisismo que desarrolló en Acerca de la causalidad psíquica. En 1936, el estadio del espejo señaló el Yo articulado con el concepto de imago. El Yo, según este trabajo, se originaría en el estadio del espejo como constitución de la imagen del propio cuerpo y en La agresividad en psicoanálisis, en una estructura paranoica. Así ligaba al Yo al conocimiento paranoico, al punto de definir al Psicoanálisis como una paranoia dirigida e inducida en el sujeto. Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber), Freud subrayó que el paranoico reconstruye el universo por medio del trabajo delirante que le sirve como intento de cura, de restitución. Allí también refiere que la imposibilidad de libidinizar un objeto confirma lo imposible de mantener un lazo social, de sostenerlo y por ello mismo, la confirmación de la psicosis. En la presentación de las Memorias de Schreber (11), Lacan nos dijo que construir al sujeto como se debe, a partir de lo inconciente, es asunto de lógica.

c.- Sobre la lógica de una lección

Precisando esta referencia, es oportuno aclarar que gravita en el campo de las psicosis desde que el Ideal no es solamente definido a partir del punto de vista de su función en el estadio del espejo sino de la deducción de la estructura del Otro en su oposición con el Ideal. En una conferencia dictada por Jacques-Alain Miller en 1987 se estableció la diferencia entre la lógica de las neurosis y la lógica de las psicosis. En la primera, la cuestión radica en ser o tener frente al falo de tal manera que el significante actúe como una especie de unión entre el logos y el cuerpo. En relación al psicótico, Miller subrayó la libertad como característica porque es él quien acepta ser capturado por el significante –que no es ni el falo ni el Nombre-del-Padre con el que, además, podría identificarse o no. del psicótico. Destaco un vez más la importancia de la utilización de las referencias en general, recordando que es la obra de arte la que se aplica al psicoanálisis y no a la inversa.

La regla del juego de Jean Renoir.

Película que aparece citada por primera vez en el Seminario VI y luego en el Seminario VIII, La transferencia.

Clase 5/10 de diciembre de 1958.

“Alguien que no voy a nombrar para no hacer embrollo, un contemporáneo ya muerto ha escrito por ahí: “Si llegáramos a comprender lo que el avaro llegaría a saber, lo que el avaro ha perdido cuando se le roba su cofre, se aprendería mucho”. Esto es exactamente lo que debemos aprender por nosotros mismos y a enseñar a los otros.

El análisis es el primer lugar, la primera dimensión en la cual puede responderse a esa palabra, y porque el avaro es ridículo, es decir, mucho más próximo al inconciente para que ustedes puedan soportarlo, va a hacer falta que encuentre otro ejemplo más noble para hacerlos asir lo que quiero decir. Podría comenzar a articularles en los mismos términos que en su momento en lo concerniente a la existencia y en dos minutos me tomarían por un existencialista, y no es lo que deseo.

Voy a tomar ejemplo en la película La regla du jeu de Jean Renoir. En un momento el personaje protagonizado por Dalio Marcel, que es el viejo personaje como se ve en la vida en una cierta zona social, y no hay que creer que esté limitado a esa zona social, es un coleccionista de objetos, específicamente de cajas de música.

Imagínense, si todavía se acuerdan del film, del momento en que Dalio revela frente a una numerosa concurrencia su último descubrimiento, una cajita musical particularmente bella. En ese momento el personaje está literalmente en aquella posición que podemos y debemos llamar exactamente el pudor, se sonroja, se borra, desaparece, está muy molesto. Lo que ha mostrado lo ha mostrado, pero como los que están allí podrían comprender que estamos a ese nivel, en ese punto de oscilación que asimos, que se manifiesta al extremo esa pasión por el objeto del coleccionista.”

En 1939, Jean Renoir comienza el rodaje de La Regla del Juego. La tensión política en Europa se encuentra al máximo. El General Franco ha ocupado Barcelona: la República española está vencida. En marzo de ese mismo año, Adolf Hitler invade Checoslovaquia y las democracias occidentales ceden una vez más. Renoir quiere hacer un film por fuera de esa actualidad. La Regla del Juego aparece como una comedia frívola, dentro de la tradición teatral francesa. Pero la comedia se vuelve hiriente y Jean Renoir muestra el origen del mal que corroe Europa. Describe la huida de una casta social frente a sus responsabilidades. Una sociedad encerrada en juegos estériles que favorece al desarrollo del fascismo. El film es testigo fiel de la tragedia mundial que se avecina, la escena de caza es su eco anunciador. Quise pintar una sociedad que baila sobre un volcán dijo Renoir. Los personajes del film son muy individualistas, encantadores y sobre todo, caprichosos. Se verifica que el capricho es sin ley, y así, vistos de cerca, resultan odiosos, antipáticos. De un lado están los privilegiados, los hastiados de vanos placeres. En grupo son una banda de asesinos. Siguiendo la regla del juego, actúan sin deseos, por reflejos automáticos. Renoir crea un movimiento que muestra de cerca de cada uno de ellos y luego con más amplitud.

Pasa de la intimidad de los personajes a la realidad de su juego social. Utiliza la profundidad de la perspectiva describiendo la vida en su vertiente más compleja. La Regla del Juego es una obra maestra. Una lección de cine. Al final todo está en orden: que a Jurieu lo matasen como a un conejo, no escandaliza a nadie. Se escamoteó la muerte como por arte de magia. Es la mentira que ayuda a recobrar las buenas maneras y la comedia vuelve a ser comedia que transcurre en el tiempo. Se ha demostrado la violencia de esa sociedad. La muerte es un medio, una necesidad y no una casualidad para que se imponga la regla. La gente formal se encuentra, pero a fuerza de respetar la etiqueta y las apariencias, esta clase social se condena a ella misma. Elimina la vida y se encamina hacia su pérdida. Así lo indica Renoir: son sombras las que vuelven al castillo.

La película finaliza en la noche con un fundido en negro. La regla permitió alejar a los intrusos. Los molestos desaparecieron como vinieron. A Jurieu, el aviador, el héroe moderno se le recibe con mentiras y se le hace desaparecer con hipocresía. Octave, el amigo fiel, el advenedizo desaparece como un criado. A Marcel, el cazador furtivo, se le despide igual que se le contrató. Estos tres personajes traen y llevan con ellos la vida misma: el deseo, el amor y la ficción. Y en ese mundo están obligatoriamente marginalizados. No hay sitio para ellos. La Regla del Juego es la historia de su breve pasaje escénico, dirigido por el marqués. Para los espectadores, en cambio, es la historia del amor y del deseo. Las mujeres se creen en el centro de la intriga y de la acción. Los hombres giran alrededor de ellas como si ellas fueran la razón del movimiento. La comedia burguesa se interpreta según las reglas del teatro del boulevar. Los tres personajes del triángulo clásico evolucionan bajo la mirada cómplice del marido. El marqués, dueño de la mecánica social reina sobre una sociedad de autómatas. La Regla del Juego comienza como una comedia y desencadena en tragedia.

Renoir, en un sutil movimiento de desequilibrio, pasa de una a otra situación. De ahí viene la dinámica de su película. Una construcción rigurosa, sin fallos. En la primera parte, Renoir distribuye las cartas: el pretendiente, la mujer, el marido, la amante. Todo se prepara para el eterno juego del amor. En la segunda parte, Octave se propone como mediador. Cada secuencia es una etapa de la intriga. Un fundido en negro indica el paso de una a otra. En la tercera parte, la acción iniciada en París continúa con el descubrimiento de la Coligiere y de nuevo un nuevo intruso. En la cuarta parte trata de la la llegada de los invitados. En la quinta todo está en orden. La caza ocupa la sexta parte y Cristine allí comprende todo. La séptima parte anuncia la separación de las parejas. Y cuando comienza la octava, la estructura del film se modifica totalmente. Aquí comienza la acción que transcurre en tiempo real, sin ningún fundido, elipsis, ni encadenamiento. Cambia el estilo del film radicalmente, la mezcla de elementos se modifica profundamente y el juego estalla.

Finalmente, la película proclama una frase que la ha hecho famosa. Se trata del personaje interpretado por el propio Renoir, Octave quien dice “todo el mundo tiene sus razones”. Palabras con las que Octave pretende convencer a Robert (Dalio) de que invite a su casa de campo a su amigo aviador (y amante de la esposa de Robert). Este interludio adúltero, así signado en numerosas enciclopedias del séptimo arte, tiene fatídicas consecuencias. Este relato aparentemente ligero inspirado por Alfred de Musset es una especie de aviso de frivolidad reaccionaria de la ociosa clase acomodada en un tiempo en que Francia se encontraba a las puertas de la Gran Guerra Mundial. Esta frase encierra la síntesis de este film que refleja una virulenta sátira social y como muchos críticos señalan, el fiel reflejo del deseo del director de vivir en este mundo.

El personaje del Marqués interpretado por Marcel Dalio, como maestro de ceremonias persigue a unos y otros, sin perder su espíritu vivaz. Es un coleccionista de objetos y ante sus invitados (su público) exhibe una caja de música particularmente bella, barroca en sí misma, gigante, recargada de luces y autómatas. En ese momento Dalio muestra su incomodidad. Se trata, dice Lacan, de algo que está fuera de él. Lo que el personaje muestra no es otra cosa que su punto más íntimo, un núcleo que se evidencia en esa pasión del coleccionista por el objeto. Cuál es el objeto que se esconde ahí, capaz de introducir una vacilación subjetiva? Seguramente ese objeto encierra la Nada que lo interroga sobre su existencia toda.

Las tribulaciones del estudiante Törless de Volker Schloendorff (1966)

Clase del 8 de junio de 1966.

Un pequeño paréntesis, resulta que los más groseros y solamente ellos, —solamente ellos sépanlo bien—, creen que la matemática habla de cosas que no existen y si anuncio que hago un dibujito, un pequeño garabato al margen, es un placer así que les doy de pasada, paro eso no es, en absoluto, el eje de lo que voy a continuar diciéndoles. Solamente voy a hacerles notar, por ejemplo, si ustedes abren el libro de Musil ese del qué se acaba de hacer un film muy bonito aunque un poco fallido: Las tribulaciones del estudiante Torless

Uds. se darán cuenta de que cuando el estudiante es un poco fino puede tener las más grandes relaciones entre el día en que su maestro de escuela se enreda lamentablemente para darle cuenta de lo que respecta a los números imaginarios y el hecho de que se precipita como por casualidad enese momento en una configuración propiamente perversa da sus relaciones con sus compañeritos. Todo esto no es sino una anotación marginal. Quisiera retomar y decir a la vez, la diferencia y el parentesco de la posición del psicoanalista en relación a la del matemático. Al fin de cuentas y lo veremos de una manera precisa en un cierto nivel él tampoco dice de qué habla, sólo que es por razones un poco diferentes de la del matemático. Verdaderamente, como todo el mundo sabe, si no dice de qué habla no es simplemente porque no sabe nada de eso, es porque no puede saberlo. Es propiamente lo que quiere decir que hay inconsciente, inconsciente irreductible, urverdrandgung

Al cierre del Seminario XIII El objeto del psicoanálisis y en el comienzo del Seminario XIV La lógica del fantasma, Lacan se ocupa de Musil y Schlondorff.

Robert Musil nació en Klagenfurth, Austria, en 1880. A los diez años ingresó a una escuela de cadetes y posteriormente en la academia militar. No llegó sin embargo a finalizar sus estudios por su interés por la Matemática que lo llevó al Politécnico, donde se licenció en ingeniería. Luego en Berlín, en 1908, se doctoró en psicología experimental. En esta época escribe Las tribulaciones del estudiante Torless, su obra más popular. Es una novela de iniciación adolescente que refleja la vida cotidiana a fines del siglo XIX en un internado militar situado en una provincia del Imperio Austro-húngaro. Se describe las inquietudes de los jóvenes y lo fácil que resulta reeducar a internos sometidos a disciplina mortificante con el objetivo de preservalos de las corruptas influencias de la ciudad. Volker Schlöndorf nació en Wiesbaden, Hessen, Alemania, en 1939. Director cinematográfico considerado representante del nuevo cine alemán, movimiento que introdujo muchas de las características de la Nouvelle Vague. En 1966 adapta de manera fiel, la novela de Musil y la filma con el nombre de El joven Torless.

En el Seminario XIII Lacan reflexiona sobre la posición del psicoanalista en relación con la del matemático. El joven Torless tiene una mirada de interrogación sobre sus compañeros y profesores, se pregunta si existe algo que tiene un objeto en sí mismo. De una clase de matemáticas comienza a preguntarse por los números imaginarios y dice “lo único que hay que tener presente es que la raíz cuadrada de menos uno es la unidad de cálculo”. Los números imaginarios encuentran un agujero en las Matemáticas, es decir, tampoco es una Ciencia Exacta. Otro interrogante del joven Torless: Por qué aquello que está más allá de nuestro entendimiento no podría permitirse gastarle semejante broma? En el Seminario XIV Lacan subraya su reserva por el término “intersubjetividad”. Afirma la disparidad irreductible que existe entre los goces masculino y femenino. Esta diferencia no es una polaridad, hay heterogeneidad y no complementariedad. Anticipando los Seminarios “… o peor” y Aún, plantea la cuestión de la identificación sexuada y su fundamento en términos de goce. En cuanto a la complejidad de las relaciones y a la extrema dificultad para que el deseo armonice en la “unión intersexual”, ellas encuentran su origen, no en la prohibición sino en esta disparidad.

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Para concluir, lo que comenzó como una simple curiosidad por investigar con más detalles referencias de Lacan aplicadas al campo de la cinematografía, se transformó con gran rapidez en un proyecto prolongado, fascinante. Mi trabajo como cineasta a partir del 2003 alimentó aquello que desde la infancia mis padres me inculcaron: el amor al arte. Testigo de cientos de ciclos de cine que replicaban lo que particularmente estudiaba en el presente ensayo, pude presentar en el transcurso del año 2004, el trailer de Las películas que Lacan vio y aplicó al Psicoanálisis en numerosas asociaciones del campo de la salud mental, del psicoanálisis, talleres y universidades de cine en el ámbito nacional y extranjero. Las imágenes del trailer anticiparon esta publicación y la Alianza Francesa de Buenos Aires me permitió comenzar con un Seminario que dicto ininterrumpidamente desde el año 2003 y simultáneamente, en la Escuela de la Orientación Lacaniana. La edición de todos los films comentados en “Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis” se narran como el cine lo necesita, con imágenes y a ellas agregué la intención de la palabra. Escrito y leído en la imagen.

En el Discurso del Método, René Descartes escribe que toda la organización de nuestras vidas depende de los sentidos, y como el de la vista es el más comprehensivo y noble, no cabe duda de que las invenciones que sirven para acrecentar su poder se incluyen entre las más útiles que pueden existir. Advertido por el registro de lo imaginario y guardándome de caer en las trampas del Yo, entiendo que las contribuciones del psicoanálisis a la producción cinematográfica son infinitas. Así como el psicoanálisis ha influenciado al cine, es el cine que debe reflexionar y desarrollar su inscripción en la historia del pensamiento. Ambos trabajos de elaboración se encuentran en sus rudimentos y ambiciono que esta investigación realizada resulte una introducción que permita desarrollar una herramienta futura y necesaria.

Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis.
Editorial Paidós. Biblioteca de Psicología Profunda.
Abril 2013. Buenos Aires. Argentina

Ficha Técnica de las películas que se encuentran en el recorte de la presente edición de Virtualia.

LA REGLA DEL JUEGO
(La régle du jeu, 1939)
Dirección, producción y guión: Jean Renoir. Blanco y negro, 106 minutos. Reparto: Roland Toutain (André Jurieux) Narcel Dalio (Robert) Nora Gregor (Christine) Jean Renoir (Octave) Paulette Dubost (Lisette) Mila Parely (Genevieve) Gastón Modot (Schumacher) y Carette (Marceau)

ÉL (1953)
Dirección:
 Luis Buñuel Guión: Luis Buñuel y Luis Alcoriza Basada en una novela de Mercedes Pinto. Producción: Oscar Dancigers Fotografía: Gabriel Figueroa Montaje: Carlos Savage Música: Luis Hernández Bretón. Blanco y Negro, 100 minutos. Reparto: Arturo de Córdoba (Francisco Galván de Montemayor) Delia Garcés (Gloria) Luis Beristain (Raúl Conde) Carlos Martinez Baena (padre Velasco) Manuel Dondé (Pablo) y Aurora Walter (señora Esperanza Peralta)

EL JOVEN TORLESS
(Young Torless, 1966)
Dirección: Volker Schlondorff. Guión: Adaptación de Herbert Asmodi sobre la novella de Robert Musil “Die Verwirrungen des Zoglings Toerleb” Producción: Louis Malle y Frankz Seitz; Fotografía: Franz Rath; Música: Hans Werner Henze. Blanco y negro. 87 minutos Reparto: Mathieu Carriere (Torless), Marian Seidowaky, Bernd Tischer, Fred Dietz, Barbara Steele (Bozena).


Referencias bibliográficas

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  • Deleuze, Gilles. Cine II. Cactus. Serie Clases. Buenos Aires 2011.
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  • Metz, Christian. Ensayos sobre la significación en el cine (1968 1972). Ed. Paidós.
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  • Motta, Carlos Gustavo. (2007): Estudio sobre el proceso creador en Freud. Ed. Grama. Buenos Aires.
  • Motta, Carlos Gustavo. (2004): Iconos: de qué estará hecho el mañana? Cortometraje producido por Orly y Néstor Jones. Duración: 14 minutos.
  • Motta, Carlos Gustavo. (2005): La pantalla sensible. Cortometraje. Música Original Coy Paez. Edición Carlos Oliva. Duración: 4 minutos. Iconos Producciones.
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  • Xavier, Ismail. (1977): O discurso cinematográfico: a opacidade e a transparencia. Paz e Terra, San Pablo.

Sobre el sentido del gusto, aplicado a las instituciones psicoanalíticas *

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Reseña de libro "Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis"

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