Dos modos de amar

Dos modos de amar

A partir de dos propuestas teatrales que pueden verse en El Camarín de las Musas hablaremos sobre dos modos de amar.

Para hablar sobre dos modos de amar, tomaremos como disparador dos propuestas teatrales que se pueden ver en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, CABA): una, “Captura de Aves Silvestres” y otra, “Enamorarse es hablar corto y enredado” (ambas en su sexta temporada). Por otro lado, la cantidad parece significar que existen diversas vías para llegar a construir un vínculo amoroso y suponer que no siempre amamos de una vez, pero también nos interroga acerca del amor. ¿Cómo el humor y los malos entendidos lo alimentan?

“Captura de Aves Silvestres” (representada por el grupo teatral Basamenta) es impecable en su aspecto lúdico y metafórico: seres humanos observadores de las costumbres del Pecho Rojo, ave que habita en el continente americano, por momentos se metamorfosean en pájaros sin plumaje pero con plumas encargadas de escribir un guión certero que elevan vuelo en pleno escenario sin levantar sus pies y lo recorren como hombres y mujeres, como seres alados que también se enamoran para construir sus nidos, a veces amenazados por gaviotas o halcones donde el horizonte por cambios climáticos se transforma en una realidad cercana, necesaria y urgente para encontrar soluciones posibles. En esta obra el amor es lúdico y se torna imprescindible para sostener el encuentro de a dos. Un amor sin humor tiene el aburrimiento asegurado.

“Enamorarse es hablar corto y enredado” es el encuentro de un hombre y de una mujer (estupendos Emiliano Díaz y Sol Rodríguez Seoane, dirigidos por Leandro Airaldo con producción de Nadia Estebanez) que ensayan palabras de amor que resuenan a olvidos, palabras dichas fuera de tiempo, miradas que pueden o no encontrarse, invitaciones a mates interminables. El amor bajo la óptica de la conversación. Aquella que nunca es innecesaria y que alimenta el entendimiento en el entre-dos. Si el amor es aceptar la diferencia que el otro nos plantea, la conversación reafirma los acuerdos conociendo cada una de las discrepancias que surgen en una relación afectiva donde los sentidos se hacen presentes. ¿O acaso la mirada, lo oído, el gusto, los olores, el tacto, no son la armonía de una sinfonía del amor?

Estas obras se comunican desde el amor y sus aspectos a veces olvidados o fuera de práctica que se vivencian pocas veces en la vida: giros lúdicos donde el humor se halla presente o figuras retóricas de repetición donde una oración puede organizarse de otro modo provocando divertidos malos entendidos cómplices porque en relación a estas puestas en escena, se invita a los espectadores no sólo a que pueden divertirse sino resultan partícipes necesarios para que continuemos hablando del amor. Efectos sancionados por las risas y los aplausos.

El humor y la conversación como elementos irremplazables para hacer crecer una relación afectiva. Variables significativas que al no estar presentes apuntan a una crisis del deseo, esa de la que hablaba Roland Barthes en “Fragmentos de un discurso amoroso”. Las vivencias del enamorado/a y la dificultad de estarlo en el mundo con las cosas que suceden en la realidad y el propio peso de eso que nos aplasta cotidianamente. En este caso, el deseo es un modo de afirmación, de comprometernos con el otro, de sentir “las mariposas en el estómago” que una de las obras mencionadas la protagonista refiere.

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